jueves, 25 de junio de 2015

EL CENZONTLE O SINSONTE COMO SÍMBOLO DE RESISTENCIA

POR MIYER PINEDA




La palabra cenzontle viene del náhuatl, y quiere decir 400 voces. Esta palabra es profunda y cargada de significación, y es una de esas palabras que provocan extrañamiento por su cercanía a la belleza. Son cuatrocientos abismos dentro del ave. Cuatrocientas formas de decir, de señalar la masa a la que se refieren por igual Silvio Rodríguez y don César Vallejo, el del Perú. El poema de Vallejo se puede asociar a lo que pasa en este país, o por lo menos a lo que podría pasar, y dice así:

MASA

Al fin de la batalla,
y muerto el combatiente, vino hacia él un hombre
y le dijo: «No mueras, te amo tanto!»
Pero el cadáver ¡ay! siguió muriendo.

Se le acercaron dos y repitiéronle:
«No nos dejes! ¡Valor! ¡Vuelve a la vida!»
Pero el cadáver ¡ay! siguió muriendo.

Acudieron a él veinte, cien, mil, quinientos mil,
clamando: «Tanto amor, y no poder nada contra la muerte!»
Pero el cadáver ¡ay! siguió muriendo.

Le rodearon millones de individuos,
con un ruego común: «¡Quédate hermano!»
Pero el cadáver ¡ay! siguió muriendo.

Entonces, todos los hombres de la tierra
le rodearon; les vio el cadáver triste, emocionado;
incorporose lentamente,
abrazó al primer hombre; echose a andar.

Ese “ay” del poema, o esa tristeza del cadáver que se emociona, se levanta y se echa andar, por eso que en la modernidad se llama fraternidad, el poder del amor, la capacidad de sentir el dolor del otro, podría proponerse para señalar por ejemplo, a los campesinos de Las Pavas, quienes han sido desalojados de sus tierras, desplazados, asesinados, silenciados. Hoy en día se dedican a cantar como el sinsonte, y a través de sus cantos hacen resistencia a las multinacionales de la palma y a los paramilitares.

Es curioso, ahora recuerdo la otra cara de la moneda, muchos paramilitares en algunas de las masacres cometidas tocaban instrumentos musicales mientras asesinaban campesinos, y en los campos de concentración nazis, se ponía música de fondo a la barbarie, así como sucede hoy en día en los centros comerciales. La masacre de El Salado es el ejemplo más terrible de esa atmósfera de la bestialidad del asesino en este país. Una masacre que se dio a finales de febrero del año 2000. Llegaron 450 asesinos y pusieron a andar el infierno en ese pueblo. Fueron asesinadas más de 60 personas de las maneras más atroces. Los asesinos sacaron los instrumentos musicales de la Casa de la cultura y tocaban porros mientras la gente era torturada, mientras algunas niñas y mujeres eran violadas; luego celebraban cuando algunas de esas personas fallecían.

Sin embargo esos artistas de la muerte son producto de un sistema que busca que los seres humanos sean banales, así es más fácil banalizar la existencia. Por eso el artista de hoy en día debe esforzarse por el rigor en su producto cultural. El sinsonte cuando señala la injusticia se vuelve peligroso, se vuelve incómodo. Uno de los ejemplos más notables en el campo de la literatura a éste lado del Atlántico, es el asesinato de Roque Dalton; lo asesinaron sus propios camaradas; lo acusaron de ser informante de la CIA. La extrema izquierda que él representaba no soporta lo que representa el Sinsonte, ese moscardón de la resonancia estética. Otro ejemplo de esta barbarie, el trágico destino de don Víctor Jara. Asesinado por los militares durante la dictadura de Augusto Pinochet. A un guitarrista le cercenan los dedos de la mano con la que toca la guitarra y le dicen: - “Ahora si cante hp” mientras lo rellenan de metralla. Años después un grupo ya casi imbuido en el mercado le hace un homenaje, la canción Matador de Los Fabulosos Cadillacs, en una de sus líneas dice: “No tengo por qué tener miedo. Mis palabras son balas, balas de paz, balas de justicia, soy la voz de los que hicieron callar sin razón, por el solo hecho de pensar distinto”

Quizás eso es lo que diferencia la música social del sinsonte de otros géneros y estilos musicales; tiene la obligación de no callar ante la muerte, tiene la obligación de resistir, de sobrevivir y cantar la dignidad. Esa es una de las lecciones de la película de El Pianista de Roman Polanski, en esa Varsovia arrasada y destruida sobrevive el músico, el poeta, el sinsonte, porque alguien tiene que cantar lo humano y la justicia en contra de los bárbaros. El pianista que tocaba Chopin y que sobrevive el ataque de los nazis, Vladislav Szpilman, soporta la muerte, o lo salvan sus contemporáneos porque alguien tiene que cantar-contar la tragedia. 

El Sinsonte nos enseña a desalambrar, eso lo cantó Víctor Jara. Desalambrar todas las formas de alienación de lo humano. La canción social del sinsonte es lo fraterno, ese amor por lo humano que se opone a lo inhumano. Por eso no es gratuito que al igual que Vallejo, Roque Dalton proponga el amor como una forma de resistencia. Este es su poema Alta hora de la noche:

ALTA HORA DE LA NOCHE

Cuando sepas que he muerto no pronuncies mi nombre
porque se detendría la muerte y el reposo.

Tu voz, que es la campana de los cinco sentidos,
sería el tenue faro buscado por mi niebla.

Cuando sepas que he muerto di sílabas extrañas
Pronuncia flor, abeja, lágrima, pan, tormenta.

No dejes que tus labios hallen mis once letras.
Tengo sueño, he amado, he ganado el silencio.

No pronuncies mi nombre cuando sepas que he muerto:
desde la oscura tierra vendría por tu voz.

No pronuncies mi nombre, no pronuncies mi nombre.
Cuando sepas que he muerto no pronuncies mi nombre

He aquí una vez más el sinsonte, esa voz, la campana de los cinco sentidos, que haría que volviéramos desde la oscura tierra. Así que “compañeros de música, tomando en cuenta esas politonales y audaces canciones, quisiera preguntar, me urge, ¿qué tipo de armonía se debe usar para hacer la canción” del sinsonte? Por ahora un poeta colombiano responde

CENZONTLE

Pájaro numeroso el Cenzontle
Ahora es una violina
después un azulejo, un muchacho que silba
un sangretoro, un turpial

De cuatrocientos cantos habla la etimología náhuatl
Pero, a veces, pareciera cansarse
de ser tantos pájaros
y ensaya un misterioso silencio

Todo su adentro calla
Como si se escuchara a sí mismo callando
Como si descubriera que en su silencio habita otro pájaro que canta
suspendido en su ramaje interior

Es, quizás, entonces, más cenzontle el cenzontle


Ya para terminar, un ejemplo de como el poema es una radiografía de un país que se volvió carroñero y que pregona la necesidad de la muerte. El retrato de un país en el que si nos atenemos a cifras oficiales, matan en promedio a 43 seres humanos al día. El texto es de uno de los grandes poetas de este país, e incluso de la lengua castellana; el poeta Juan Manuel Roca, a quien la Universidad Nacional le otorgó un Doctorado Honoris Causa, y quien dedicó sus palabras ese día nada más y nada menos que a don Alfredo Molano, como recalcando una vez más que la poesía es el ungüento de la historia.  


ESTATUA DE BRONCE

Primero haremos, si el Cabildo de la ciudad lo permite, el caballo.
Un alazán en bronce con sus patas delanteras levantadas
Como ejemplo para cruzar obstáculos y abismos.
Luego fundiremos el hombre,
Pues un caballo sin jinete no es digno de una plaza
Y ni siquiera puede llamarse monumento.
Que todo el burgo aporte llaves, aldabones, candelabros,
Monedas, candados, espuelas, medallas y cubiertos
Para fundir el hombre a su caballo.
Después discutiremos el lugar para la estatua y la forma de su pedestal.
¿Un recodo cercano a las montañas
Entre bosques de sauces y eucaliptos?
No estaría mal construir en el sitio elegido
Un pequeño parque que permita a las mucamas
Citarse con sus novios al pie de la escultura.
Debe amoblarse el espacio con bancas de madera:
Los oficinistas comerían emparedados a la hora del receso.
Bella será la sombra al mediodía
De caballo y jinete sobre la grava y el asfalto.
Las hojas caídas de los árboles
Tejerán un tapiz crujiente al paso de los estudiantes.
Los viejos fotógrafos
Sacarán los domingos sus cámaras de cajón
Y harán que los enamorados prolonguen el tiempo de los besos.
Todo concertado con autoridades eclesiásticas, civiles y militares.
Luego vendrá la discusión.
¿Quién debe ser el hombre encima del corcel?
Sabios hay pocos. Guerreros y héroes son dudosos.
Un filósofo a caballo
No puede replegar su pensamiento.
Los poetas viven recostados en la hierba.
Los campesinos no montan caballos de viento.
Los directores de orquesta no pueden dirigir
Desde una montura de bronce y el lomo inclinado de un caballo.
Los jubilados prefieren cabalgar nubes
Y permanecer sentados en los bancos.
Los pintores trazan caballos pero no se atreven a montarlos.
Los arquitectos pierden la perspectiva.
Los almirantes prefieren las crines de las olas.
Las bailarinas no necesitan pedestal para su vocación de aire.
Los astrólogos son una franca minoría.
¿Quién podría ser el jinete de bronce
Sobre el imponente y brioso caballo de bronce?
Deberá ser alguien que muchos ciudadanos admiren,
Un hombre que sea su propio mentor,
Que haya luchado a brazo partido por su gloria y su fortuna.

Ya está. Erijamos una estatua al asesino.