Por Juan José Garcés Rodríguez y por Juan David Cuevas Santisteban
“No está marcada en ningún mapa: los sitios de verdad no lo están nunca”
HERMAN MELVILLE
Este artículo tiene como fin relatar parte de la historia y el estado actual del
hospital San Vicente, ubicado en la carrera 18#22-1, predecesor del ahora
Hospital Regional de Duitama.
El
doctor Manuel María Prada en su testamento otorgado en la notaria 4° de Bogotá,
con fecha 21 de septiembre de 1914, dice pues más o menos lo siguiente: “luego…
para la fundación en Duitama de un asilo para sacerdotes o de un hospital”.- no
dejó normas ningunas sobre la fundación de la junta directiva, ni sobre la
constitución de los estatutos. Lo anterior está escrito en el libro de actas de
dicho hospital. Según el libro de actas, el hospital comenzó a funcionar alrededor
del año de 1940 y cerró aproximadamente en el año 1975.
El
hospital estaba constituido por habitaciones para hombres y para mujeres,
también había un laboratorio de cirugías de menor riesgo y para leves lesiones;
una sala de parto, una sala de cremación, un cuarto de rayos x, un cuarto para
que los doctores se hospedaran, y también un convenio con una botica (una
droguería o establecimiento donde se vendían medicamentos).
Según
nos cuenta uno de nuestros entrevistados había una pareja de empleados que
trabajaron durante muchos años en el hospital San Vicente; no les pagaron
durante los años de servicio de vigilancia, a tal punto que hoy se adueñaron de
estas instalaciones, asegurando que no van a desalojar hasta que no les
remuneren por todo su trabajo.
Como
nos cuenta Don Reinaldo Bohada (Fiscal De La Contraloría Nacional) el padre
Suárez le donó al padre Guarín las instalaciones para que funcionara el
hospital San Vicente. Siendo Hipólito Fonseca, empleado del Fondo Nacional Hospitalario,
compró el lote del nuevo hospital Regional De Duitama y se trasladó allí.
Una
vez trasladado todos los equipos quirúrgicos al nuevo hospital, el Fondo
Nacional Hospitalario, en ese entonces manejado por Jorge Mojica, ordenó
demoler el viejo hospital San Vicente para convertirlo en lote y darle una utilidad
al servicio de la salud, pero Monseñor Corredor
evitó que lo derrumbara por completo para dar alojamiento a las personas de las
calles y familias desamparadas; acordaron suspender la demolición con la
condición de que no dejaran alojar a estas personas.
Quien
donó este lote lo hizo únicamente para
el servicio de salud, con una cláusula que dice: “solo se pondrá vender
mientras se restaure y se preste al servicio de salud”, por eso no se ha podido
vender el lote; una parte se vendió para el Seguro Social Seccional Duitama; el
área libre del terreno es de fanegada y media (9600m2).
El
señor Jorge Mojica gestionó y consiguió equipos de alta gama y laboratorio con
lo que el hospital quedaría en categoría de tercer nivel; se supo que los
equipos llegaron a la ciudad de Cartagena con destino al hospital San Vicente;
pasó el tiempo y no hubo quien adecuara las instalaciones para que instalaran
los equipos. Se supo que fueron trasladados para la Secretaría de Salud del departamento y desde ahí se desconoce el paradero
de dichos instrumentos; debido a esta razón el hospital San Vicente se catalogó
de segundo nivel.
El
director del hospital de ese entonces fue remplazado por el gobernador de turno
y a éste lo nombraron secretario de salud del departamento.
En algunos
testimonios, varias personas aseguran que hubo mucha gente que donó elementos
quirúrgicos, camillas, y que Acerías Paz Del Río organizó basares, fiestas,
rifas, entre otras cosas, para recaudar dinero para la adecuación del centro
hospitalario. Cuando el hospital se edificó, las monjas de la presentación se encargaron de atender a los pacientes
enfermos y colaboraron con instrumentos y con dineros, porque el hospital no
tenía fondos para comprarlos.
El hospital
fue construido con el fin de prestarles ayuda a las personas con diferentes
problemas tanto de salud como económicos, pero es evidente que tuvo poca
colaboración de parte del gobierno.
Después
de 25 años aproximadamente de cerrado, por la construcción del nuevo hospital,
el estado actual del sitio del hospital San Vicente, no ha dejado memoria de
las personas que trabajaron o nacieron o estuvieron allí. Sobreviven las
ruinas. La idea de demolerlo quedó a medias y el clima y el tiempo hacen de las
suyas en ese mínimo territorio donde se aliviaron o se quejaron o fallecieron
habitantes de esta región del departamento.
Aquí
nació el hospital de Duitama. Pero no nos fue posible encontrar un registro
visual que rescate la memoria de este lugar. Estos sitios no deberían pasar al
olvido ya que representan parte de nuestra cultura y por tanto tienen valor
para las futuras generaciones.
San
Vicente fue un santo torturado de manera terrible por los romanos por negarse a
adorar al emperador como si fuera un dios. Su nombre significa “Vencedor en el
combate de la fe”. De manera sorprendente enseguida del desaparecido hospital
San Vicente, hay una iglesia, y este viejo hospital yace muerto en uno de sus
costados, vencido en el combate contra la capacidad de la ruina de desechar lo
valioso.
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