Por Carlos Alberto Cristancho Camargo
“Envejecer es como escalar una gran montaña:
mientras se sube las fuerzas disminuyen, pero
la
mirada es más libre, la vista más amplia y serena”
Ingmar Bergman
"Comienza a
manifestarse la madurez cuando
sentimos que nuestra preocupación es
mayor por los demás que por
nosotros mismos."
Albert Einstein
Quise contar la vida
de mi abuelo José Miguel Pinzón; de la
situación que le tocó vivir durante su infancia y adolescencia, de su vida como trabajador y de las cosas que
tuvo que hacer para sacar a su familia
adelante; también hablaré de los
logros que él ha adquirido gracias a su
esfuerzo y dedicación.
Este proyecto lo
desarrollé realizando entrevistas a familiares, amigos e incluso a mi propio
abuelo para saber más sobre la historia
de una persona a la que admiro mucho.
Miguel Pinzón nació el primero de octubre de 1956 en Soatá (Boyacá), un pueblo que queda a tres
horas de Duitama. Es una
persona a la cual le tocó trabajar desde
muy joven, pues es el mayor de seis hermanos ( Amparo, Inés,
Héctor, Orlando y Efraín ); el papá nunca les ayudó en nada, y
por tal razón le tocó salir adelante con
la mamá; mi abuelo estudió hasta tercero
primaria y con diez años de edad, por
factores económicos, le tocó ponerse a trabajar para ayudarle a su mamá Silvia Cristancho, madre cabeza de familia,
a sacar adelante a sus otros hermanos .
Empezó a trabajar como ayudante
en el camión que repartía el gas en los pueblo cercanos a donde vivía; allí
aprendió a manejar, empezando su vida como conductor; me contaba
que mientras trabajó con el camión del gas le tocaba despertarse a las cinco de
la mañana para bañarse, cambiarse y desayunar; luego de esto le tocabá salir a las seis
de la mañana para caminar
aproximadamente un kilómetro hacia las afueras del pueblo y llegar a su lugar
de trabajo; de allí se dirigían a los
pueblos aledaños a Soatá para repartir
el gas; en este mismo pueblo también trabajó en una estación de gasolina, donde
se desempeñó y se dio a conocer a las
personas por ser un señor
honesto y responsable; gracias a
este trabajo logró darles a sus hermanos el estudio que su padre no les dio y
que él no pudo tener.
Mi abuelito me cuenta
que a pesar de que le tocó trabajar durante su juventud, los tiempos libres los
compartiá con sus amigos: Adán Rodríguez y Daniel Bohórquez; ellos tenían ciclas que sus padres les
compraron y en las que iban al río en
el cual se divertían jugando y nadando por largo tiempo; como a él le gustaba montar cicla y pasaba casi todo
su tiempo libre con ellos, con lo que
ganaba iba ahorrando para luego poder comprarse una cicla.
A la edad de 17 años conoció a mi abuelita Helena Hernández
quien hoy en día es su esposa y con quien
contrajo matrimonio a escondidas en el año de 1976 en un pueblo de Boyacá llamado Susacón, que queda a media hora de Soatá
(a dos horas y media de Duitama por la
misma carretera). Dos años después de su
matrimonio en el año de 1978 tuvieron un hijo llamado Germán Ricardo Cristancho
Hernández nacido en Soatá; años más tarde tuvo otros dos hijos gemelos
llamados: José Alberto Cristancho Hernández y Carlos Humberto Cristancho
Hernández, el primero es mi padre y el
último por una enfermedad en el corazón lastimosamente murió.
Cuando era mayor de
edad empezó a trabajar como
conductor de una tractomula en la
empresa llamada VICON S.A. por la cual tuvo que
trasladarse para varias ciudades del
país como por ejemplo Cali, Bucaramanga, Bogotá entre otras. Más tarde
renunció para empezar a
trabajar como conductor
de un bus
en la empresa COFLONORTE LTDA en
la cual trabajó durante diez y ocho años,
viviendo inicialmente en Sogamoso, pero luego por causas del trabajo le tocó desplazarse a vivir a Bogotá. En esta
empresa organizaban campeonatos de fútbol
donde participaba activamente ya que siempre le ha gustado hacer
deporte.
Luego regresar a
Duitama para, poco a poco, empezar a construir su casa en Villa del Prado, (casa donde actualmente
vivimos); mi abuelo cuenta que les tocó pasarse a vivir cuando solo estaba el
primer piso, durmiendo en colchones en el suelo; también me dice que cuando llovía se les entraba el agua por la
parte de las escaleras; luego fue arreglándola pero por situaciones económicas
le tocó renunciar a su trabajo en COFLONORTE LTDA para entrar a trabajar nuevamente en las tracto-mulas,
pero esta vez en la empresa TRANSER S.A. En ella transportaba cerveza
desde Tocancipá a la ciudad de
Duitama. Por este motivo él se quedaba
varios días en la semana durmiendo en
Tocancipá y otros días en Duitama con su esposa Helena Hernández.
El último año fue
llamado nuevamente por COFLONORTE
LTDA para manejar uno de los últimos
buses que han salido, el bus de dos pisos junto a otros dos conductores,; a
finales del año pasado antes de que mi
abuelito saliera a trabajar con el bus estuvo en unas festividades de la ruana
boyacense en Nobsa (Boyacá) a la cual fue invitado y con permiso de
COFLONORTE LTDA se hizo la inauguración del bus que hoy en día maneja.
Con esfuerzo y trabajo duro ha adquirido una finca
en Soatá, su pueblo de origen y al cual quiere mucho; en este pueblo también
tiene una cabaña y estos últimos meses ha adquirido un carro. Él me decía que
todo esto lo tiene gracias a que él siempre luchó con toda su vida desde cuando
empezó a trabajar y me decía que por más duro que fueran las cosas yo debo entender
que no son imposibles de soportar, y que las cosas difíciles también se pueden
lograr, que sólo hay que ser responsables y ponerle dedicación. Esta es una
gran lección para aquellos que a veces piensan en rendirse y no perseverar.