jueves, 16 de octubre de 2014

UN GUERRERO DESDE JOVEN

Por Carlos Alberto Cristancho Camargo


Envejecer es como escalar una gran montaña:
 mientras se sube las fuerzas disminuyen, pero
la mirada es más libre, la vista más amplia y serena”
Ingmar Bergman

"Comienza a manifestarse la madurez cuando
 sentimos que nuestra preocupación es
mayor por los demás que por nosotros mismos."
 Albert Einstein


Quise contar la vida de mi abuelo José Miguel Pinzón;  de la situación que le tocó vivir durante su infancia y adolescencia,  de su vida como trabajador y de las cosas que tuvo que hacer para sacar a su familia  adelante;  también hablaré de los logros que él ha adquirido  gracias a su esfuerzo y dedicación.

Este proyecto lo desarrollé realizando entrevistas a familiares, amigos e incluso a mi propio abuelo  para saber más sobre la historia de una persona  a la que admiro mucho.

Miguel Pinzón  nació el primero de octubre de 1956  en Soatá (Boyacá), un pueblo que queda a tres horas de   Duitama.  Es una  persona a la cual le tocó trabajar desde  muy joven, pues es el mayor de seis hermanos ( Amparo,  Inés,  Héctor, Orlando  y  Efraín ); el papá nunca les ayudó en nada, y por tal razón le  tocó salir adelante con la mamá; mi abuelo estudió hasta  tercero primaria y con diez  años de edad, por factores económicos, le tocó ponerse a trabajar para ayudarle a su mamá  Silvia Cristancho, madre cabeza de familia, a  sacar adelante a sus otros hermanos .

Empezó  a trabajar como  ayudante   en  el  camión que repartía el gas en los  pueblo cercanos a donde vivía;  allí  aprendió  a manejar,  empezando su vida como conductor; me contaba que mientras trabajó con el camión del gas le tocaba despertarse a las cinco de la mañana para bañarse, cambiarse y desayunar;      luego de esto le tocabá salir a las seis de la mañana para  caminar aproximadamente un kilómetro hacia las afueras del pueblo y llegar a su lugar de trabajo; de allí  se dirigían a los pueblos aledaños a Soatá para  repartir el gas; en este mismo pueblo también trabajó en una estación de gasolina, donde se desempeñó  y se dio a conocer a las personas   por ser  un señor  honesto y responsable;  gracias a este trabajo logró darles a sus hermanos el estudio que su padre no les dio y que él no pudo tener.


Mi abuelito me cuenta que a pesar de que le tocó  trabajar   durante su juventud, los tiempos libres los compartiá con sus amigos: Adán Rodríguez y Daniel Bohórquez;  ellos tenían ciclas que sus padres les compraron y en las que iban   al río en el cual se divertían jugando y nadando por largo tiempo; como a  él le gustaba montar cicla y pasaba casi todo su tiempo libre con ellos, con  lo que ganaba iba ahorrando para luego poder comprarse una cicla.


A la edad de 17  años conoció a mi abuelita Helena Hernández quien hoy en día es su esposa y con quien  contrajo matrimonio a escondidas en el año  de 1976 en un pueblo de Boyacá  llamado Susacón, que queda a media hora de Soatá (a dos horas y media de Duitama   por la misma carretera).  Dos años después de su matrimonio en el año de 1978 tuvieron un hijo llamado Germán Ricardo Cristancho Hernández nacido en Soatá; años más tarde tuvo otros dos hijos gemelos llamados: José Alberto Cristancho Hernández y Carlos Humberto Cristancho Hernández, el primero es mi padre y  el último por una enfermedad en el corazón lastimosamente murió.

Cuando era mayor de edad  empezó a  trabajar como  conductor de una tractomula  en la empresa llamada VICON S.A. por la cual tuvo que  trasladarse para varias ciudades del  país  como por ejemplo Cali,  Bucaramanga, Bogotá entre otras. Más tarde renunció para  empezar  a  trabajar  como  conductor  de  un  bus  en  la empresa COFLONORTE LTDA en la cual trabajó durante diez y ocho años,   viviendo inicialmente en Sogamoso, pero luego por causas del trabajo  le tocó desplazarse a vivir a Bogotá. En esta empresa organizaban campeonatos de fútbol  donde participaba activamente ya que siempre le ha gustado hacer deporte.


Luego regresar a Duitama para,  poco a poco, empezar  a construir su casa en  Villa del Prado, (casa donde actualmente vivimos); mi abuelo cuenta que  les  tocó pasarse a vivir cuando solo estaba el primer piso, durmiendo en colchones en el suelo; también me dice que  cuando llovía se les entraba el agua por la parte de las escaleras; luego fue arreglándola pero por situaciones económicas le tocó renunciar a su trabajo en COFLONORTE LTDA  para entrar a trabajar nuevamente en las tracto-mulas, pero esta vez en la empresa TRANSER S.A. En ella transportaba cerveza desde  Tocancipá a la ciudad de Duitama.  Por este motivo él se quedaba varios días en la semana durmiendo  en Tocancipá y otros días en Duitama con su esposa Helena  Hernández.

El último año fue llamado nuevamente  por COFLONORTE LTDA  para manejar uno de los últimos buses que han salido, el bus de dos pisos junto a otros dos conductores,; a finales del año pasado  antes de que mi abuelito saliera a trabajar con el bus estuvo en unas festividades de la ruana boyacense en Nobsa (Boyacá)  a  la cual fue invitado y con permiso de COFLONORTE LTDA  se hizo la   inauguración del bus que hoy en día maneja.


Con  esfuerzo y trabajo duro ha adquirido una finca en Soatá, su pueblo de origen y al cual quiere mucho; en este pueblo también tiene una cabaña y estos últimos meses ha adquirido un carro. Él me decía que todo esto lo tiene gracias a que él siempre luchó con toda su vida desde cuando empezó a trabajar y me decía que por más duro que fueran las cosas yo debo entender que no son imposibles de soportar, y que las cosas difíciles también se pueden lograr, que sólo hay que ser responsables y ponerle dedicación. Esta es una gran lección para aquellos que a veces piensan en rendirse y no perseverar.