domingo, 29 de noviembre de 2015

UNIVERSIDAD A LA CALLE

UNIVERSIDAD A LA CALLE

A veces uno se encuentra en la Universidad con estudiantes universitarios. Este semestre tuve la fortuna de encontrar a algunos de ellos. Este fue alguna de las actividades que realizó como parte de la idea Universidad a la calle: Proyecto realizado por el estudiante Bryam Danilo Hernández Hernández en la Cátedra Universitaria. Ver el vídeo y pues que si alguien quiere debatir que lo haga...

https://www.youtube.com/watch?v=9a-GFgR7hao





sábado, 7 de noviembre de 2015

ANTES DE ARRANCARLO, LÉALO

Ponencia presentada en el foro de filosofía organizado por el profesor del Colegio Nacionalizado la Presentación, Félix Pérez, el 25 de septiembre del 2015. Las fotografías son de Jessika Pineda, estudiante del ITSTA de Duitama.


ANTES DE ARRANCARLO, LÉALO


Por Miyer Pineda


“La bala es la polilla de la humanidad; como microbio tenaz roe y pudre las entrañas de los hombres y convierte en polvo la carne”

Luis Tejada

De la canción de la bala.



Para dar cuenta del tema del coloquio, quisiera contar tres experiencias didácticas, mientras planteo algunas conclusiones que arrojaron las mismas, y que propongo como ejes de una posible discusión.




La primera consiste en contar cómo ha sido la experiencia del proyecto Lugares de memoria: los hombres sin historia son la historia que vengo desarrollando desde hace aproximadamente unos 8 años en el colegio Santo Tomás de Aquino, entre cuyos objetivos estaba la posibilidad de analizar el problema de lo que he llamado: los espejismos discursivos en la Escuela, y que por supuesto, también son síntomas de lo que pasa en nuestro país.

Si hay algo que hoy en día debe ser analizado con mucho cuidado, es el problema de los simulacros discursivos que amparan o encubren procesos fraudulentos en la sociedad. Uno de ellos es precisamente el espejismo que se impone desde las cumbres del poder sobre el problema de la ciudadanía, y que encaja en el esfuerzo por poner de moda ciertos tópicos; algunos de estos son la educación, el matoneo, el posconflicto, la seguridad, el emprenderismo, la paz, las competencias ciudadanas, laborales, etc. 




Yo creo que esto evidencia serios problemas de comunicación que comprueban a su vez el precario nivel de análisis simbólico de las personas, quienes terminan haciendo parte del circo de la simulación. Ejemplo: es un hecho que el problema de la corrupción y del clientelismo son elementos que han desprestigiado a los practicantes de la política en Colombia. Y esto se puede entender de dos formas posibles, -por ahora-. La primera: casi todos nosotros hemos escuchado que nuestros familiares se quejan de los políticos. Que son unas “alimañas”, unos “parásitos”, unas “ratas”, una “porquería”, unos “ladrones”, etc. Pero casi todas estas personas que se quejan, cada cuatro años asisten a reuniones de políticos en campaña, pegan en los ventanales de sus casas afiches y publicidad de estos políticos, y es evidente que lo hacen como posibilidad de sumarse a una clientela que como una gavilla parasitaria solo quiere llevar a un politiquero a un cargo porque es una posibilidad de “vivir de la teta del Estado”, al menos durante 4 años. Sé que esto suena un poco duro pero es la realidad, y quiero que mi discurso no haga parte de ese fraude. También sé que con la ausencia de fuentes de empleo, lamentablemente el clientelismo es una opción; pero esta opción también debe tolerar mi crítica, y tendrá que reconocer que si estas clientelas manejarán los recursos públicos, quizás deberían hacerlo de manera transparente y pública. 


  
Pero vean el simulacro discursivo: por un lado, el politiquero miente descaradamente; posa como adalid de la ética y de la transparencia ciudadana, y por el otro, el habitante de la ciudad sabe que el politiquero miente pero aun así lo apoya y lo sigue. El politiquero sabe que el habitante sabe que le miente. Los dos son un fraude que se necesita. Por eso la conclusión es atroz: cada sociedad tiene los políticos que se merece.




Ahora vamos a la Escuela. El docente pone a leer al estudiante pero el docente no lee. El docente pone a escribir al estudiante pero el docente no escribe. El docente pone a pensar al estudiante pero el docente no piensa. El docente solo quiere cobrar su salario a fin de mes y esforzarse poco. Por supuesto esto se escribe sin el ánimo de generalizar, pero todos sabemos que son pocos los “docentes” que merecen ser llamados Maestros, así como son pocos los habitantes de nuestra polis, que merecen ser llamados Ciudadanos, y que pocos son los políticos que merecen ser llamados así; tampoco es un secreto que son pocos los colombianos que votan éticamente.



Pero ahora vayamos de lado del estudiante: El estudiante no lee, no escribe, no piensa. Todos sabemos que son pocos los niños con uniforme que merecen ser llamados Estudiantes. En el Santoto de Duitama hicieron un mural del Ché Guevara y al lado escribieron una de esas máximas adjudicadas a Paulo Freire, pero que igual sirven como síntesis de lo que debiera ser la educación: “Lucho por una educación que nos enseñe a pensar no a obedecer”, y esto es genial.

Sin embargo cuando a los estudiantes se les pone a pensar, son muy pocos los que lo hacen. Lo demás es un culto a la estupidez (y recuerden por favor la etimología de esa palabra: patear los libros, es decir, los símbolos, el pensamiento etc.) o a la idiotez; son al decir de Pedro Juan Gutiérrez, “piedras perfectas para la gran pirámide”. Alguna vez leí que estadísticamente en un curso de 35 estudiantes, solo 7 están asumiendo el reto de pensar. Y eso cuando el docente comprende que el problema es ese: poner a pensar a los estudiantes. Porque cuando el docente es regular, pobres estudiantes. Sin embargo aquí también se puede sacar una conclusión: cada estudiante tiene el docente que se merece, porque señoras y señores, uno de los elementos más hermosos de la Escuela (entiéndase colegio y universidad), es la autoformación, un concepto que se opone a esa complicidad entre el docente mediocre y el estudiante mediocre.



Pero, ¿se detecta el espejismo? Analizando la experiencia de varios colegas y la mía, es que en un colegio el Maestro es el que toma su profesión en serio aunque tarde o temprano sea señalado por quienes no lo hacen. El Maestro es el que sabe que su oficio es político y que lo que haga debiera tener una incidencia política en su espacio vital. El Maestro tiene, por lo general, una concepción distinta de los malestares de la educación tradicional, y concibe el aula como un espacio dialógico en el que el lenguaje, el asombro y la indignación van de la mano, de manera que quizás se pueda motivar, a uno que otro estudiante, a elucubrar el sentido de su función social. El Maestro sabe que esta concepción de la educación pondrá en evidencia a los colegas y directivos que no asumen de esta manera la Escuela, así que por consiguiente será aplastado.

Ya sabemos que nuestra tradición viene del señalamiento a los maestros: A Sócrates se lo obliga a elegir entre la muerte o el exilio de su polis, mientras que a Jesús, se lo crucifica.




En el colegio el problema de la educación integral es un discurso que se enuncia hasta la saciedad pero que no se concreta. Es un discurso que no es posible en la educación tradicional. Ese ideal es utópico. Incluso me atrevería a decir que la educación integral se combate. Por ejemplo: la estética y las ciencias sociales son ninguneadas. Las ciencias sociales refieren el problema de la objeción de conciencia o el del libre desarrollo de la personalidad, y la estética te enseña que quizás se trata de combatir la vocación de servidumbre. Por tanto serán aplastadas: ellas señalarán que no hay un espacio más represivo que la escuela. La escuela te uniforma y te enseña a obedecer, no a pensar. Bajo el sofisma de distracción de unos puntos mínimos atados al fetiche normativo para que el estudiante se forme, aplastan a las minorías. Y ese discursito de lo que yo llamo, las “frivolidades” (uniforme, aretes, cabello, etc.), se vuelve el caballito de batalla de quienes no están comprometidos con problemas que van más allá del salario o de la estupidez.




Personalmente me niego a discutir con un estudiante si el uniforme, el cabello, los aretes, el género, etc., son importantes en mi clase, pero mis estudiantes podrán dar fe de que me pongo de mal genio si no traen las lecturas para la clase. Yo no soy un juez de la moda, y no me interesa que mi clase sea una pasarela; me interesa la discusión de unos problemas fundamentales que aquejan a nuestro país, por ejemplo –y a propósito de este coloquio-, el problema de la juventud a merced de la banalización. Sé que esto puede resultar incómodo para muchos, pero no olviden que yo podría ser parte de una minoría que existe, y a la que se la tiene que respetar.

Creo que se debe retomar una idea que esbocé anteriormente y que permite la existencia de los discursos espejismo. La educación integral desterró la Estética encarnada: el arte, la música, la danza, la poesía y el teatro fueron expulsados de la Escuela. También se destierra a la filosofía y comienzan a ser estigmatizadas las ciencias sociales. La razón es comprensible: eran esas partes del saber que tenían por función ponernos a pensar. Ahora en la Escuela se debe reprimir no provocar. Nos negamos a comprender que si se enseñara a pensar en lugar de obedecer a ciegas, el estudiante reflexionaría sobre el sentido de las cosas sencillas que se le exigen.




Pero vuelvo al proyecto: Lugares de memoria: los hombres sin historia son la historia, nace cuando vislumbro esos problemas. ¿Cómo hacer para que algunos de mis estudiantes se salgan de ese círculo de la simulación y asuman, encarnen, se apropien del problema de la ciudadanía, que es imposible de construir sin el esfuerzo de pensamiento que les permita entender la importancia y el sentido de ese concepto? ¿Ven lo que pasa? De manera intuitiva, y como precomprensión, sabía que se trata de un problema de ciudadanía el asunto este de los simulacros discursivos. Si soy un verdadero ciudadano desarmo el discurso del político y voto por otro, o voto en blanco (se hace necesario todo un movimiento ciudadano que reivindique el poder del voto en blanco: En Duitama hasta el arte y la filosofía sucumbieron a la tesis del menos peor de los males); si soy un verdadero ciudadano, como político ejerzo la ética como estandarte de mi quehacer político. Como docente me esforzaría por hacer que mi estudiantes, al menos esos 7 de 35, llegasen a comprender la importancia del sentido de discutir estos problemas, y a lo mejor con el tiempo lograría subir el porcentaje a 8 o a 9. Así es como el proyecto evoluciona. En un comienzo se llamó Descanse en paz la guerra, y nos enfocamos a analizar el problema del conflicto en plena época uribista; luego se llamó, Lugares de memoria, cuando advertimos que en la ciudad existía un vacío entre las concepciones de ciudadanía y de memoria: Duitama es llamada “la ciudad cívica del departamento” pero carece de un centro histórico, lo desmanteló y lo creó artificialmente en lo que se conoce como Pueblito boyacense; el centro histórico se acerca al modelo de la ciudad vitrina; luego el proyecto pasó a llamarse Lugares de memoria: los hombres sin historia son la historia, cuando logramos comprobar que la memoria va de la mano de los sujetos y no de la historia oficial tan cercana a la simulación. Finalmente consolidamos un semillero denominado Mnemosine, desde donde intentamos quebrar esos espejismos. Con el tiempo concluí que todo esto se enmarca en lo que los especialistas en pedagogía llaman Didáctica que no es más que el intento de un profesor por intentar ser Maestro, es decir, el intento de un Maestro de provocar asombro e indignación en sus estudiantes.  




Algunas de las conclusiones sobre esta experiencia, son, primera: Se hace urgente la necesidad de establecer una relación entre los conceptos de ciudadanía, dignidad, indignación y memoria. Segunda: Es preciso que se intente a través de ciertas experiencias estéticas (otros las denominarán didácticas), llevar el colegio a la calle, o mejor, llevar el sentido del saber a la calle. Y esto lo explico contando la segunda experiencia:   

El sábado 29 de agosto de este año, un grupo de estudiantes de grado 11 del santoto, madrugaron para pegar en los postes de la ciudad, aproximadamente unos 460 volantes en los que se podían leer desde estadísticas sobre el conflicto armado interno en Colombia, hasta poemas o citas tomadas de crónicas de Luis Tejada. Según mis cálculos, se debieron empapelar aproximadamente unos 230 postes en la ciudad. ¿La idea cuál era? Sensibilizar al peatón. Pensábamos lo siguiente: así como el transeúnte es agredido por una desmedida publicidad, ¿Por qué no cuestionarlo con ciertos datos o ciertos aforismos? ¿Por qué no darle ciertas píldoras sobre la infamia que aqueja a buena cantidad de la población colombiana? Si en los postes se orinan los perros y los borrachos; si en ellos se pegan toda clase de anuncios, ¿Por qué no informar sobre ciertas realidades miserables? Les debo contar que han sido arrancados un buen número de estos avisos, y eso nos motivó a concluir lo siguiente:

Ajados, destruidos, maltrechos, grumosos y esperando por la lluvia, por los ojos del lector adecuado, por las manos que desgarran porque sus dueños no soportaron el espejo. Algunos pilos estudiantes del santoto, madrugaron el sábado 29 de agosto del 2015 (la fecha se extraviará en el tiempo) y pegaron más de 450 hojitas en los postes de la zona centro de la ciudad, en las calles que rodean los espacios cotidianos, y cerca del colegio.



Allí habían estadísticas, fragmentos de los libros publicados por el CNMH, poemas, citas de lecturas y otras tantas provocaciones para el peatón desprevenido, para el transeúnte lector y para el intolerante que ya no soporta el país real que se opone al país oficial, de chisme y zancadilla al que trabaja, ese país mentiroso que no se da cuenta de sus muertos ni de su capacidad para dañar al prójimo. Si el colegio sirve para algo que sirva para mostrar ese país real, el de las víctimas, el de los desplazados, el de la filosofía del rebusque, el de la necesidad de la esperanza inteligente. El de la necesidad de construir país esquivando la idea de que se trata de enriquecerse sin trabajar, o lesionando la dignidad del prójimo.

Hacía frío ese sábado. El engrudo lo prepararon en un lote. Las brochas las prestó otro compañero. Los baldes estaban por ahí tirados. La olla fue prestada. La cita fue en el terminal de la ciudad. Se dividieron los muchachos y a pegar. Curioso: muchos peatones soportan los avisos de conciertos de esas músicas patéticas que creemos que nos gustan; muchos peatones soportan los avisos de los politiqueros de ocasión que son más parásitos que políticos; muchos peatones soportan avisos de otras cosas, pero estas hojitas con el símbolo de la diosa Memoria, se tornaron insoportables para algunos, así que no esperaron a que las inclemencias del tiempo los arrancaran… fueron las inclemencias de la intolerancia. Por eso ahora el lema será: ANTES DE ARRANCARLO, LÉALO.



Ojala las hojitas que sobreviven por ahí en algún poste, sirvan para que algunos buenos ciudadanos comprendan que este país se construye cuando cada uno de nosotros comprenda que pensar es irse en contra de ciertas expresiones de nuestra idiosincrasia, como esa de negarse a leer o de negarse a respetar el pensamiento del otro.


La última experiencia: el jueves 10 de septiembre de este año, hace 15 días. Los estudiantes de grado 11 del santoto, uno de grado décimo, y uno de grado noveno, nos tomamos la plaza de Los Libertadores y la volvimos un museo de la memoria (La idea nació luego de que volvimos el colegio un museo en el año 2014: la idea era hacerle un homenaje a las víctimas del conflicto armado interno en Colombia). Allí mis estudiantes expusieron libros del CNMH entre los que estaban los informes sobre las masacres de El Salado, Bojayá, Trujillo, El Tigre, La comuna 13, El Placer, etc. Además se sumó la Fundación Pedagógica Rayuela. Mis estudiantes llegaron desde las 6:30 de la mañana y comenzaron a disponer el lugar, a asearlo, a armar sus stands  y demás dispositivos que buscaban exponerle a la comunidad duitamense esta realidad que no le interesa.

Pero pasó algo interesante ese día. Ese 10 de septiembre del año 2015 también llegaba a la ciudad el ilustre senador Álvaro Uribe. Les cuento que desde las 7:00 am ya había gente atacando a mis estudiantes. En el transcurso de la mañana muchos de ellos fueron llamados guerrilleros, ineptos, mediocres, etc. Sí señores, en la ciudad cívica de Boyacá. Una mujer descendió de una camioneta acompañada por un militar y les dijo a algunas de mis estudiantes encargadas de exponer las problemáticas que rodeaban a las poblaciones del río Atrato, que resultaba el colmo que sabotearan al Presidente Uribe de esa manera. No entendimos y quedamos asombrados; hasta ese momento no teníamos ni idea que el honorable senador visitaría la ciudad y que pensaba dirigirse a sus lucidos seguidores en la Plaza en la que estábamos. Con el transcurso de las horas llegaron soldados, policías, perros que buscaban bombas. Hombres de civil que nos miraban extraño. Algunos soldados en una esquina de la plaza les dijeron a un par de estudiantes que tendrían que portarse bien porque de lo contrario tendrían que utilizar “estos”, mientras señalaban sus fusiles. ¿Ven el choque? Ese país maravilloso y patriótico del discurso uribista, fue rodeado por el halo de violencia e intolerancia que proyecta el discurso uribista, y que nos rozó ese día provocándonos miedo. Así como en 1984 o en tantas regiones de ese país real que no se parece al país oficial de la simulación.

Luego llegó uno de los encargados de la seguridad del honorable senador Álvaro Uribe. Conversamos. Le hice ver que se trataba de una actividad exclusivamente académica. Convenimos en que le dejaríamos libre un sector de la Plaza de Los Libertadores, y que sería interesante que el Doctor Uribe conversara con mis estudiantes. Pero que si la cuestión se tornaba incómoda, abandonaríamos la Plaza hasta que el ilustre Senador se fuera del lugar. Al final la comitiva del Senador que hacía campaña en esta ciudad, decidió que se dirigirían al parque Solano, a unas cuantas cuadras de allí, y nosotros pudimos seguir tranquilos hasta el mediodía, cuando Inspector de policía, Secretaria de Gobierno y esos abogaditos que son sus asesores, nos cancelaron el sonido. Curioso, la ley 1448 del 2011 protege las incitativas de memoria: pero la ley sirve para aplastar estas iniciativas.

¿Ven el problema? En el aula o en el colegio ese discurso de la dignidad de las víctimas queda bien y es “aparentemente” necesario. En comerciales de televisión es un discurso que funciona, y a veces en algunos noticieros como notas que alivian la conciencia. Pero cuando intentamos sacar ese saber a la calle, es silenciado y se utiliza el fetiche de la norma para aplastarlo. La pregunta entonces sería ¿Cómo encaja aquí el concepto de ciudadanía? Pero si quedaban dudas sobre el sabotaje, hacia las 4:00 pm la policía cuestionó nuestra labor, advirtiéndonos que ellos tan sólo seguían las directrices de la secretaria de gobierno de la ciudad.  

Entonces, ¿Ven la importancia de la resignificación del concepto de ciudadanía? Una cosa es el peatón del común que solo es capaz de repetir el discurso de la simulación que rechaza la memoria y que pregona la muerte. Y otra muy distinta, ver cómo esos funcionarios públicos se prestan para desconocer la realidad del país, y frustran expresiones que exigen el reconocimiento de la existencia de ese país real, el de la pobreza, el de los muertos, y el de las víctimas de una guerra infame que se quiere mantener a toda costa porque da mucho dinero, da votos y sirve de desahogo para los habitantes de este país adicto a la sangre y al sufrimiento del otro.





Fue histórica la jornada del 10 de septiembre. Sin un tomate, sin un grito, sin una grosería… el discurso neopopulista de la guerra se alejó de unos argumentos y de unas imágenes que lo pondrían en evidencia, mínimo frente a los expositores. Por cuestiones del azar o de la divinidad, al frente de la Alcaldía, a la izquierda de la estatua de Bolívar, un grupo de estudiantes diseñó la Comuna 13, y en seguida La Escombrera. Uribe habría tenido que hablar a la comunidad, y a mis estudiantes, al lado de La Escombrera. Uribe habría tenido que entrar a nuestra aula-museo y nos hubiera dado una clase espectacular sobre por qué él ha sido lo mejor que le ha podido suceder a nuestro país, como sostienen muchos colombianos. Lo curioso es que nosotros lo hubiéramos escuchado en silencio y con respeto. Y en verdad esperábamos que nos hubiera escuchado (las imágenes de la jornada se encuentran en http://mnemosinesantoto.blogspot.com.co/p/videos.html)

Creo que un buen porcentaje de mis estudiantes se van del colegio con una visión del concepto de ciudadanía muy distinto al del simulacro discursivo, que asume al ciudadano como un sujeto obediente y que niega el pensamiento. Y estoy seguro que más de un habitante de la ciudad de Duitama reconoce ese esfuerzo. Y esto es algo que debe resaltarse: En los buzones que pusimos para que los visitantes a nuestro museo sobre el conflicto dejaran sus observaciones, encontramos cientos de mensajes de felicitación, de tristeza, de solidaridad y de apoyo a nuestro proyecto. Incluso muchas personas que han vivido la violencia se acercaron a contarnos sus historias. Se sumaron a nuestra iniciativa varios estudiantes de la UPTC, y estudiantes de algunos colegios de la ciudad. También se vinculó el trovador Jazz Arenas, ya amigo de la casa, quien le puso banda sonora a la jornada mientras nos quitaban el sonido.

En las emisoras hubo notas de protesta y de apoyo. Hubo peatones conscientes de la necesidad de la comprensión de nuestra historia, de la necesidad de resignificar el concepto de ciudadanía desde el arte, desde la palabra e incluso desde la memoria. La conclusión es que en Colombia el concepto de ciudadanía no puede escindirse de la memoria, ni de la responsabilidad con las víctimas de nuestras guerras. La conclusión es que la indignación es una herramienta para que el país real cuestione al país oficial, y una de las formas más efectivas para combatir la simulación en la Escuela. Para terminar, déjenme recordarles dos de las frases que mis estudiantes seleccionaron para poner en los postes de la Memoria. Elemento simbólico porque el poste permite la luz en la oscuridad, entonces ¿por qué no iluminar esta sombría realidad que nos tocó vivir? La primera es tomada de “La canción de la bala” de Luis Tejada y dice: “La bala es la polilla de la humanidad; como microbio tenaz roe y pudre las entrañas de los hombres y convierte en polvo la carne”, y la segunda es una de mis conclusiones a lo largo de ocho años de reflexión sobre el problema: “un estudiante (y debe entenderse, un ciudadano), es aquel individuo con la capacidad de indignarse y de llevar conciencia social a su comunidad”. Visiten nuestro blog y si pueden comenten nuestros trabajos: www.mnemosinesantoto.blogspot.com  

sábado, 24 de octubre de 2015

UN UNICORNIO EN UN LOTE DE DUITAMA

UN UNICORNIO EN UN LOTE DE DUITAMA

Por: Yeisson Andrés Niño Barrera.
 Cuando la construcción marcha todo marcha
MARTIN NADAUD (1849) 

 Mi barrio comenzó a construirse en el año 2007. El promotor de este proyecto de vivienda de interés social, fue el profesor JORGE ENRIQUE CAMACHO. Voy a contar cómo fue el proceso de construcción de este barrio que permitió que mi familia tuviera un hogar. 


Era un día normal y nosotros caminábamos por los alrededores de la plaza principal de Duitama “Parque de los Libertadores”; estábamos haciendo vueltas como se dice normalmente, y ya habíamos acabado de hacer todo lo que mi papá tenía dispuesto para resolver, así que fuimos a tomar onces a una cafetería; al encontrarnos dentro, mi mamá se encontró con el concejal Jorge Camacho y él nos comentó sobre el primer proyecto de interés social que se desarrollaría en ese año;  mi madre recuerda una frase que él dijo “Las puertas y las ventanas de la vida están abiertas o cerradas dependiendo de nuestra actitud”; eso marcó mucho a mis padres y decidieron informarse más; así que el concejal les dijo que esa misma noche iba a haber una reunión con un grupo de personas a las que también les sonó la idea.
Quizá sea oportuno decir, que cuando un grupo de personas se reúne y decide realizar sus sueños, las cosas se pueden alcanzar.
Así que después de esa reunión comenzó un sueño más porque se llegó a un acuerdo de complicidad. Nosotros sabíamos que teníamos que apoyarlo y él sabía que tendría que apoyarnos. El señor concejal fue elegido con una de las más altas votaciones de la ciudad; supongo que toda la comunidad le colaboró a un político que desarrolla lo que se  propone. Y él se propuso gestionar apoyo con la Gobernación y lo logró. 
Bueno, y volviendo al tema principal, ya se había desarrollado lo del papeleo, además que el gobierno también nos iba a dar la mano en la construcción de las casas dándonos ayuda por parte de personas profesionales como arquitectos e interventoría para que todo fuera legal y no hubiera problemas porque también por parte de la gobernación se iban a otorgar subsidios para terminar la vivienda.
El paso a seguir era buscar un lote que tuviera las siguientes especificaciones: Que fuera grande para que cupieran las veintitrés casas de cada socio, y apropiado para el bienestar de todos; que tuviera un terreno plano y no fuera húmedo, y también que no estuviera en un terreno de deslizamiento; aunque era difícil pero no imposible, aparecían lotes muy caros y en lomas que casi a la comunidad no le gustaban, hasta que el día menos pensado un vecino vio y habló con un señor que tenía un lote donde se dedicaba a la ganadería y a criar  pollos campesinos;  después de verlo se llegó a un acuerdo esa misma noche; hay que agregar que el lote quedaba en un buen sector. Mi papá reflexiona y dice  que lo compramos en un buen momento y a buen precio porque en este momento los lotes están por las nubes y no se encuentran tan bien localizados; tuvimos la suerte de encontrar y tener nuestra casa en este sector.
Para  la construcción de las casas decidieron  desde el comienzo establecer una junta directiva, que  a cada socio se le asignara una casa para desarrollar la labor que le otorgaran los arquitectos, y los maestros como ayudantes para desarrollar cada domingo. Ellos los ponían a  abrir las chambas para los cimientos de la vivienda y el acueducto; también amarrar hierro y echar las planchas de las casas; bueno en la cuestión de las paredes y columnas se les pagaba a varios albañiles que trabajaban de domingo a viernes porque los sábados se desarrollaban actividades como los bazares, viejo-tecas, almuerzos, bingos, y muchas otras actividades para que todo el dinero de los materiales y el pago de la mano de obra no saliera solo del bolsillo de la comunidad sino de todas estas actividades. Claro que en cierto sentido, decir que salió del bolsillo de la comunidad no sería un error, y creo que esa es la lección en todo esto: cuando nos unimos, podemos… y eso es lo que le hace falta darse cuenta a este país.


Y esto hay que recalcarlo porque al final solo salió una parte del subsidio por problemas de intereses en los bancos, o por retenciones que hacía el gobierno, o cosas así. De todas maneras así se construyeron los cimientos, las columnas, las paredes y el piso.
Después de todo esto, vino el sorteo; este se hacía solo sacando dos balotas; una la del turno, y la otra, la del número de la casa; el sorteo se hizo limpiamente, trayendo como delegados a funcionarios de la gobernación y dejando estipulado en una pre-escritura de la casa de cada socio, la balota que sacó.
Después de esto ya todos sabían cuál era su casa y empezaron a meterle dinero para pasarse a vivir; desde ese momento, que por cierto, transcurrió un tiempo de trabajo y de sacrificio, pasaron tres años que sirvieron para pensar que la pobreza es simplemente cuestión de óptica y que si uno quiere y hace se puede hacer la diferencia.
¿Cómo es posible que una comunidad a punta de sacrificio y dedicación,   se propusiera organizarse luego de escuchar una propuesta, y trabajara por construir su hogar? Vender boletas, hacer bazares, luchar para levantar los muros de la casa. A toda la comunidad le tocó esforzarse. Y eso es una lección desde el punto de vista político. Sé que no solo se construyó este barrio. Hay más, con el liderazgo de este señor Concejal que tiene futuro político, y que ojala no se desvíe en el camino como hacen tantos otros.
Recuerdo entre mis vecinos alegrías, sudor y lágrimas de felicidad. La entrega de las casas fue muy emotiva. Y es una felicidad que se recuerda como si fuera ayer.
Nuestro objetivo era librarnos del arriendo y sí lo logramos; nosotros ya vivimos hace cuatro años allí  y ahora nuestro objetivo es arreglar las zonas verdes, los parqueaderos y la cancha de microfútbol para todo el servicio de la comunidad; y también para reflexionar que de ladrillo en ladrillo vamos construyendo y haciendo nuestros sueños realidad.



jueves, 25 de junio de 2015

EL CENZONTLE O SINSONTE COMO SÍMBOLO DE RESISTENCIA

POR MIYER PINEDA




La palabra cenzontle viene del náhuatl, y quiere decir 400 voces. Esta palabra es profunda y cargada de significación, y es una de esas palabras que provocan extrañamiento por su cercanía a la belleza. Son cuatrocientos abismos dentro del ave. Cuatrocientas formas de decir, de señalar la masa a la que se refieren por igual Silvio Rodríguez y don César Vallejo, el del Perú. El poema de Vallejo se puede asociar a lo que pasa en este país, o por lo menos a lo que podría pasar, y dice así:

MASA

Al fin de la batalla,
y muerto el combatiente, vino hacia él un hombre
y le dijo: «No mueras, te amo tanto!»
Pero el cadáver ¡ay! siguió muriendo.

Se le acercaron dos y repitiéronle:
«No nos dejes! ¡Valor! ¡Vuelve a la vida!»
Pero el cadáver ¡ay! siguió muriendo.

Acudieron a él veinte, cien, mil, quinientos mil,
clamando: «Tanto amor, y no poder nada contra la muerte!»
Pero el cadáver ¡ay! siguió muriendo.

Le rodearon millones de individuos,
con un ruego común: «¡Quédate hermano!»
Pero el cadáver ¡ay! siguió muriendo.

Entonces, todos los hombres de la tierra
le rodearon; les vio el cadáver triste, emocionado;
incorporose lentamente,
abrazó al primer hombre; echose a andar.

Ese “ay” del poema, o esa tristeza del cadáver que se emociona, se levanta y se echa andar, por eso que en la modernidad se llama fraternidad, el poder del amor, la capacidad de sentir el dolor del otro, podría proponerse para señalar por ejemplo, a los campesinos de Las Pavas, quienes han sido desalojados de sus tierras, desplazados, asesinados, silenciados. Hoy en día se dedican a cantar como el sinsonte, y a través de sus cantos hacen resistencia a las multinacionales de la palma y a los paramilitares.

Es curioso, ahora recuerdo la otra cara de la moneda, muchos paramilitares en algunas de las masacres cometidas tocaban instrumentos musicales mientras asesinaban campesinos, y en los campos de concentración nazis, se ponía música de fondo a la barbarie, así como sucede hoy en día en los centros comerciales. La masacre de El Salado es el ejemplo más terrible de esa atmósfera de la bestialidad del asesino en este país. Una masacre que se dio a finales de febrero del año 2000. Llegaron 450 asesinos y pusieron a andar el infierno en ese pueblo. Fueron asesinadas más de 60 personas de las maneras más atroces. Los asesinos sacaron los instrumentos musicales de la Casa de la cultura y tocaban porros mientras la gente era torturada, mientras algunas niñas y mujeres eran violadas; luego celebraban cuando algunas de esas personas fallecían.

Sin embargo esos artistas de la muerte son producto de un sistema que busca que los seres humanos sean banales, así es más fácil banalizar la existencia. Por eso el artista de hoy en día debe esforzarse por el rigor en su producto cultural. El sinsonte cuando señala la injusticia se vuelve peligroso, se vuelve incómodo. Uno de los ejemplos más notables en el campo de la literatura a éste lado del Atlántico, es el asesinato de Roque Dalton; lo asesinaron sus propios camaradas; lo acusaron de ser informante de la CIA. La extrema izquierda que él representaba no soporta lo que representa el Sinsonte, ese moscardón de la resonancia estética. Otro ejemplo de esta barbarie, el trágico destino de don Víctor Jara. Asesinado por los militares durante la dictadura de Augusto Pinochet. A un guitarrista le cercenan los dedos de la mano con la que toca la guitarra y le dicen: - “Ahora si cante hp” mientras lo rellenan de metralla. Años después un grupo ya casi imbuido en el mercado le hace un homenaje, la canción Matador de Los Fabulosos Cadillacs, en una de sus líneas dice: “No tengo por qué tener miedo. Mis palabras son balas, balas de paz, balas de justicia, soy la voz de los que hicieron callar sin razón, por el solo hecho de pensar distinto”

Quizás eso es lo que diferencia la música social del sinsonte de otros géneros y estilos musicales; tiene la obligación de no callar ante la muerte, tiene la obligación de resistir, de sobrevivir y cantar la dignidad. Esa es una de las lecciones de la película de El Pianista de Roman Polanski, en esa Varsovia arrasada y destruida sobrevive el músico, el poeta, el sinsonte, porque alguien tiene que cantar lo humano y la justicia en contra de los bárbaros. El pianista que tocaba Chopin y que sobrevive el ataque de los nazis, Vladislav Szpilman, soporta la muerte, o lo salvan sus contemporáneos porque alguien tiene que cantar-contar la tragedia. 

El Sinsonte nos enseña a desalambrar, eso lo cantó Víctor Jara. Desalambrar todas las formas de alienación de lo humano. La canción social del sinsonte es lo fraterno, ese amor por lo humano que se opone a lo inhumano. Por eso no es gratuito que al igual que Vallejo, Roque Dalton proponga el amor como una forma de resistencia. Este es su poema Alta hora de la noche:

ALTA HORA DE LA NOCHE

Cuando sepas que he muerto no pronuncies mi nombre
porque se detendría la muerte y el reposo.

Tu voz, que es la campana de los cinco sentidos,
sería el tenue faro buscado por mi niebla.

Cuando sepas que he muerto di sílabas extrañas
Pronuncia flor, abeja, lágrima, pan, tormenta.

No dejes que tus labios hallen mis once letras.
Tengo sueño, he amado, he ganado el silencio.

No pronuncies mi nombre cuando sepas que he muerto:
desde la oscura tierra vendría por tu voz.

No pronuncies mi nombre, no pronuncies mi nombre.
Cuando sepas que he muerto no pronuncies mi nombre

He aquí una vez más el sinsonte, esa voz, la campana de los cinco sentidos, que haría que volviéramos desde la oscura tierra. Así que “compañeros de música, tomando en cuenta esas politonales y audaces canciones, quisiera preguntar, me urge, ¿qué tipo de armonía se debe usar para hacer la canción” del sinsonte? Por ahora un poeta colombiano responde

CENZONTLE

Pájaro numeroso el Cenzontle
Ahora es una violina
después un azulejo, un muchacho que silba
un sangretoro, un turpial

De cuatrocientos cantos habla la etimología náhuatl
Pero, a veces, pareciera cansarse
de ser tantos pájaros
y ensaya un misterioso silencio

Todo su adentro calla
Como si se escuchara a sí mismo callando
Como si descubriera que en su silencio habita otro pájaro que canta
suspendido en su ramaje interior

Es, quizás, entonces, más cenzontle el cenzontle


Ya para terminar, un ejemplo de como el poema es una radiografía de un país que se volvió carroñero y que pregona la necesidad de la muerte. El retrato de un país en el que si nos atenemos a cifras oficiales, matan en promedio a 43 seres humanos al día. El texto es de uno de los grandes poetas de este país, e incluso de la lengua castellana; el poeta Juan Manuel Roca, a quien la Universidad Nacional le otorgó un Doctorado Honoris Causa, y quien dedicó sus palabras ese día nada más y nada menos que a don Alfredo Molano, como recalcando una vez más que la poesía es el ungüento de la historia.  


ESTATUA DE BRONCE

Primero haremos, si el Cabildo de la ciudad lo permite, el caballo.
Un alazán en bronce con sus patas delanteras levantadas
Como ejemplo para cruzar obstáculos y abismos.
Luego fundiremos el hombre,
Pues un caballo sin jinete no es digno de una plaza
Y ni siquiera puede llamarse monumento.
Que todo el burgo aporte llaves, aldabones, candelabros,
Monedas, candados, espuelas, medallas y cubiertos
Para fundir el hombre a su caballo.
Después discutiremos el lugar para la estatua y la forma de su pedestal.
¿Un recodo cercano a las montañas
Entre bosques de sauces y eucaliptos?
No estaría mal construir en el sitio elegido
Un pequeño parque que permita a las mucamas
Citarse con sus novios al pie de la escultura.
Debe amoblarse el espacio con bancas de madera:
Los oficinistas comerían emparedados a la hora del receso.
Bella será la sombra al mediodía
De caballo y jinete sobre la grava y el asfalto.
Las hojas caídas de los árboles
Tejerán un tapiz crujiente al paso de los estudiantes.
Los viejos fotógrafos
Sacarán los domingos sus cámaras de cajón
Y harán que los enamorados prolonguen el tiempo de los besos.
Todo concertado con autoridades eclesiásticas, civiles y militares.
Luego vendrá la discusión.
¿Quién debe ser el hombre encima del corcel?
Sabios hay pocos. Guerreros y héroes son dudosos.
Un filósofo a caballo
No puede replegar su pensamiento.
Los poetas viven recostados en la hierba.
Los campesinos no montan caballos de viento.
Los directores de orquesta no pueden dirigir
Desde una montura de bronce y el lomo inclinado de un caballo.
Los jubilados prefieren cabalgar nubes
Y permanecer sentados en los bancos.
Los pintores trazan caballos pero no se atreven a montarlos.
Los arquitectos pierden la perspectiva.
Los almirantes prefieren las crines de las olas.
Las bailarinas no necesitan pedestal para su vocación de aire.
Los astrólogos son una franca minoría.
¿Quién podría ser el jinete de bronce
Sobre el imponente y brioso caballo de bronce?
Deberá ser alguien que muchos ciudadanos admiren,
Un hombre que sea su propio mentor,
Que haya luchado a brazo partido por su gloria y su fortuna.

Ya está. Erijamos una estatua al asesino.

domingo, 10 de mayo de 2015

MENOS MUERTE MÁS CULTURA

MENOS MUERTE, MÁS CULTURA


Por Tatiana Camargo y Manuel Vargas 


Estudiantes de la UPTC Seccional Duitama. 

Tatiana Camargo adscrita al programa de Administración Turística y Hotelera. 

Manuel Vargas adscrito al programa de Diseño Industrial. 


“Era callejero por derecho propio; 
su filosofía de la libertad fue ganar la suya, sin atar a otros y sobre los otros no pasar jamás.” 

“Era el callejero de las cosas bellas y se fue con ellas cuando se marchó; se bebió de golpe todas las estrellas, se quedó dormido y ya no despertó.” 

Alberto Cortez 


ANUNCIO AL LECTOR 


Intuición es la esencia de este texto, el arte de la fotografía genera un vínculo con el ambiente callejero y sus habitantes caninos; cada representación tiene su historia; invisible para muchos de nosotros al igual que sus personajes; no hay referencias estadísticas de la situación ya que el razonamiento y la buena lectura proporcionaran una percepción clara e inmediata, estimulando la autonomía del lector y así determinar la diferencia entre lo humano y lo animal. 

Es muy poco probable que alguna persona que conozca, trate un instante en comprender la vida de otra; todos los días tenemos contacto con la sociedad, vemos personas pasar, algunas con caras largas, otras con rostros torcidos, uno que otro feliz, triste, enojado o lo que sea que sienta como persona; ancianos con sus marcadas arrugas, niños eufóricos con sonrisas dibujadas, adultos, mujeres, hombres, jóvenes etc. Y no tengo ni la más mínima idea de quien en este mismo instante (…) cumple años, pelea con su novio o novia, quien está a punto de casarse o igualmente de suicidarse, y no sé quién no ha comido en todo su maldito día. 

Sientes emoción al ver una película graciosa o tristeza cuando vez una triste; somos humanos, personas sensibles o al menos eso dicen o eso tratamos de creer, pero, ¿qué pasa con el resto? No solo las demás personas, sino aquellos animales inocentes, testigos de lo bueno y lo malo, caminantes de la ciudad llenos de hambruna, sed y sueño, ¿ya sabes a quienes me refiero? o te doy otra pista, bueno, pues de los animales chandosos y callejeros que vemos a diario; ahora si entiendes, ya que nuestra sociedad así lo ha esquematizado y así estamos acostumbrados a llamarlos. 

Bueno, la ética es aquello que nos incita a pensar cómo vivir, como utilizar mejor nuestra conciencia, a cómo interferir positivamente en la realidad de la sociedad; no estoy diciendo que quien maltrate un animal no es ético, puede que sea ilegal según las nuevas leyes que están surgiendo en este país de leyes que no se cumplen… quizás todo depende de su “yo” interior. 

De hecho de esto se trata el arte, de sensibilizar la sociedad, de mostrarnos lo que tenemos por dentro, lo que somos y lo que sentimos, porque en muchos casos somos víctimas de la ignorancia y quizá hacemos muchas acciones sin previo razonamiento. Tampoco estoy justificando a nadie, no quiero justificarlos; ninguna razón es válida para semejante atrocidad. 

Hablo de esos modelos de eliminación del exceso de “testigos inocentes” que se han implementado actualmente “limpiando” ciudades, ¿limpiar qué? Si lo único malo que hay que erradicar es la falta de cultura, no habría lugar para animales desamparados ni tampoco habría basuras que escarbar. 




SOÑÉ QUE TENÍA UN COLLAR Y UNA PLACA DE LUJO CON BRILLANTES 

Es jueves en la tarde; sé que es un atardecer porque siento la luz mientras tomo una siesta sobre algún andén de cualquier calle; bueno, intento lograr la siesta que deseo porque me distraen los sonidos de pies, son niños saliendo todos de un mismo hogar mientras cierran sus bolsas y tal vez ríen y gritan, no sé cómo hacen todo eso al mismo tiempo; además, llegan chatarras con sus estallidos que no me dejan meditar y me pregunto por qué se abren; guardan algunos niños y luego se van con más ruido, aunque, agradezco que se vayan. 

Creo que ya estoy logrado distinguir entre la siesta y el escándalo; por fin voy a soñar, aclaro que no tengo idea de qué es soñar, pero creo que es cuando logro ver con los ojos cerrados pues me ha sucedió antes, ya me adormecí… 

Fotografía José Manuel Vargas Suárez
Porque tengo esto en el cuello una placa en forma de hueso con brillantes pero no tiene nombre y porque algo me tira del cuello mientras voy caminando; miro hacia atrás y veo que tengo una correa como esas que llevan los perros que tienen dueño; pero, mi correa no tiene dueño y alguien me tira hacia atrás, pero, no hay ¡nada! Sinceramente no me sorprende en realidad ni dueño tengo, continúo el recorrido que no puedo dominar; parece que mis cuatro patas tienen vida propia y me asusta que puedan pensar; ya voy llegando, veo una casa enorme con un patio trasero muy grande, la puerta se abre sola; “ya lo suponía”; la casa está vacía; se cierra la puerta ¡alto! Ya no me tiran hacia atrás creo que “nada” me ha dado libertad, sinceramente no me sorprende en realidad soy libre. 

Sobre el suelo hay una taza para mi comida, se supone que debe tener algún nombre escrito, pero, no lo tiene y se supone que debe tener comida, pero, no hay comida, creo que una vez más no sentiré el deleite de saborear un trozo de carne en mi hocico, ni en mi panza, mejor me voy a jugar con ese peluche en forma de hueso que tampoco tiene nombre. 

Llevo un día jugando con este peluche parece que por más que lo muerdo y lo castigo no se deshilacha, y ya se está tornando aburrido jugar solo, por eso tomo la difícil decisión de invadir ese cojín que debería tener un nombre para darme el lujo de soñar. 

Siento mucho frío y el cojín insiste en desaparecer; mi panza cruje y mi hocico le responde; ya no siento la luz del atardecer; mis patas se están estirando como si estuvieran cansadas, mis orejas se ponen firmes otra vez y se agrietan mis ojos ¡Desperté! Mi conclusión es que estaba soñando, sinceramente no me sorprende en realidad vivo soñando. 

¡YO TAMBIÉN SIENTO! 

Entrando la noche, miro una esquina, miro la otra y rebusco a cada lado y orilla que veo; y no la encuentro, donde está, por qué no llega, me duele su partida; era su turno de buscar nuestra comida, pero dónde está, me desespero, me duele de nuevo y me sigue doliendo, brotan mis lágrimas después de un tiempo y sigo sin verla, comienzo a pensarla, a buscarla en mis recuerdos, en mis sueños, pero tampoco la encuentro. 

Siento frío y nadie me abriga; sus calurosas patas me desampararon, su precioso pelo me abandona, su hocico afeminado no me besa, y me duele…Ya no me importa el afán de los pasos que me rodean, ya no me importa que me griten, ya no me importa un pisotón, me importa ella, su figura delgada y matiz sensual aunque sea por el hambre, aquella hermosa criatura que me hace caminar kilómetros por verla, aquella rabiosa hembra que me eriza el pelo. 

Aún más noche, aún más desespero; aunque me duelen las tripas iré a buscarla; me apresuro en busca de ayuda, en una iglesia quizá los religiosos me ayuden, pero por el contrario me sacan a patadas, me siento indignado pero no le doy importancia; me importa ella y solo ella. 

A unos pasos veo un camioneta, un humano gordo y calvo me mira a través del vidrio; me da miedo y quiero huir, pero me detiene el chillido de ella, no puede ser? Está en la camioneta, no lo entiendo ella es rápida, quizá la ha sorprendido distraída. Me acerco con detenimiento, y sé cuál será mi futuro, no le recibo su maldita comida; sé lo que es y lo que quiere, iré por mi propia voluntad, entro y miro sus ojos llorosos, la miro con ojos enamorados, me recuesto en su panza y duermo. Quisiera no despertar jamás… 

Fotografía José Manuel Vargas Suárez

Pero me arrastran, me apartan de ella, de nuevo, y me duele, me venden y me sacan de ese lugar, ¿pero ella? ... Cuando pude me escapé; dejé aquel lugar por buscarla; regresé a donde me dejó, y no estaba; desde entonces la espero y la seguiré esperando hasta que muera. 

¡CAPITÁN! UN PERRO GUARDIÁN 

¡No han llegado! Doy una vuelta por la cuadra regreso y ¡No han llegado! Doy tres vueltas por la cuadra regreso y ¡No han llegado! Doy más y más vueltas por la cuadra regreso y ¡No han llegado! Doy como 70 vueltas a la cuadra -¿Cuándo aprendí a contar?-, me detengo unos cuantos momentos para respirar, porque, también lo necesito, regreso y ¡No han llegado! Completo exactamente 100 vueltas por la cuadra, como siempre todo tiene un 100% regreso, y ¡oh sorpresa! ya vienen, los veo, veo sus sombras mientras se acercan caminando hacia a mí; me fijo en uno de ellos, ¿Qué engancha en sus manos? ¿Qué hay en el fondo de esa bolsa?, quiero imaginar, me quiero ilusionar; es extraño, siento que hay una nube en mi pecho que se infla y desinfla rápidamente, los voy a saludar, porque después de dar 100 vueltas por la misma cuadra reconozco que los extrañaba y mi cola parece estar 100 veces más feliz. 

Ya estamos juntos, ellos me dicen “hola Capitán como estas” pero no me llamo así; los de dos patas son raros, en otros lados me llaman káiser, manchas o chandoso, que confusos son, si me preguntaran como me llamo… -¡Alto!- No tengo nombre, creo que soy el de los 100 nombres y las 100 vueltas. Por el momento respondo al nombre de Capitán, me acarician y aumenta mi felicidad, entonces escarban el fondo y vacían la bolsa, al fin arrullo mi panza con un trozo de pan y carne, y para pasar los bocados tengo acceso al charco más cercano, doy gracias por que ayer llovió; los de dos patas se despiden de mí, ya se internan en su hogar a descansar. Buscaré un andén cercano a la puerta de la casa de los de dos patas, “los tengo que cuidar”; esta noche soy su guardia, mientras tanto contemplo la huida de la luna tolerando su frío y su brillo. 

Mañana debo madrugar; tengo 100 puertas por vigilar, responderé al nombre de manchas o a uno nuevo; volveré a dar 100 vueltas por las mismas cuadras; me emocionaré e ilusionaré; soy un perro guardián el de los 100 nombres y los 100 dueños. 

Fotografía José Manuel Vargas Suárez

MI SOLEDAD 

Me da vergüenza tener que mostrar mi trasero azul, pero tengo que denunciar esta falta de respeto; no sé quién goza del dolor ajeno, pero lo hacen; me han lavado en pintura por solo gusto; me siento enojado e impotente; me he limpiado el cuerpo pero no alcanzo mi trasero y me siento cagado, como si arrastrara mi propio excremento. 

Ya no puedo caminar en paz, ni caminar a gusto; me da vergüenza, aunque solo sea un poco de pintura, aquella pitbull se ha burlado y ha incrementado mi pena. Me he recostado a pensar qué pasa; solo quería dormir y era un lugar cómodo; no estoy deprimido ni mucho menos aburrido pero sí me gustaría escapar del mundo; vivir en un mundo de solo perros; conocer el amor verdadero y tener montañas de comida, quizá ser de otro color, otro tamaño o quizá ser otro tipo de animal, quizá ser un humano. 

Fotografía José Manuel Vargas Suárez

Comienza a lloviznar y comienzo a llorar; no entiendo el porqué de mis lágrimas resbalándose por mi rostro; no entiendo esta nostalgia que me invade cada vez más; no comprendo porqué quisiera tener otro estilo de vida, pues tengo libertad, libertad de seguir el rumbo de esta sociedad. Después de tanto pensar, mi mente grita incesante qué es lo que me falta…Ya sé qué me hace falta: compartir con alguien más, estar en sociedad, tener una familia, quien se preocupe por mí, porque me siento solo e infortunado, o si tan solo conociera a mis padres o a algunos amigos, o a cualquier otro perro que me haga compañía, sería más completa mi vida, y luego recuerdo que yo fui quien provocó esta situación; yo fui quien quiso quedarse solo. 

QUE NO SEA LO QUE PRESIENTO 

Que no sea lo que presiento. Solo quiero jugar; ya han pasado muchas chatarras con sus estallidos y me dan ganas de cazar una; pero “sola” no es divertido; estoy esperando hace días a Picasso, hace meses a Lisa y a Da Vinci, hace años a Van Gogh y Botticelli, siempre los he estado esperando y seguiré haciéndolo; cuando llegue ese grandioso día del encuentro ya lo tengo todo planeado; primero rastrearemos un olor que acaramele nuestra nariz, segundo nos revolcaremos sobre algo putrefacto, puede ser en las bolsas de regalo que tiran los de dos patas sobre el prado, y por último cazaremos esas chatarras de estallidos ladrándoles para que se alejen cada vez más. En tanto permaneceré aquí con mis ilusiones y espero que no sea lo que presiento. 

Sigo aquí en la esquina, me siento invisible, los de dos patas no perciben el misterio; saben lo que sucede; sin embargo, no saben que yo no lo sé, y no platican junto a mí, ni siquiera un susurro al lado derecho o al izquierdo de mi coca; me las he tenido que arreglar para discernir una que otra palabra que deambula por mis orejas caídas. 

Fotografía José Manuel Vargas Suárez

Soledad, sinónimo de mi condición; creo que ya no van llegar; pasará un día más y aun así mantengo la esperanza. Hoy es un día más en la misma esquina y recuerdo que hace unos días le escuché a Capitán algo sobre una conmemoración a los artistas por su atrevimiento ejecutado en las calles; no sé a quienes aludía; imagino que eran valiosos, como esas creaciones ocasionales que he visto en los prados; esas magníficas obras elaboradas con mugre escarbado de las bolsas de regalo, o esos rastros permanentes de los que no tienen nombre, sobre el cemento fresco ¡sí…deben ser todos unos artistas¡ por el momento me destino a esperar en esta esquina, y ya se está acabando el día; mañana sí los veré me voy a descansar, mañana volveré. 

Voy viajando a la esquina, pero me detengo porque veo a una de las chatarras con sus estallidos y tiene una mancha en su frente; parece que recibió un impacto o quizá impactó algo porque siempre transitan de afán, y no me gusta lo que piensa mi pecho; espero que no sea lo que presiento, ya extraño demasiado a mis colegas, espero que hoy sea el grandioso día del encuentro para cumplir el plan; viajo rápidamente a la esquina de siempre y veo una porción de carne acomodada en el piso; creo que la ha dejado uno de los de dos patas, ¡hoy desayunare!. Esa pequeña degustación me dio felicidad, pero he percibido la fragancia del veneno. 


PAZ CON JUSTICIA SOCIAL 

Caminaba, trotaba, soñaba; ejercía movimientos y volaba de nuevo pero en medio de mi rutinario recorrido, me llamó la atención una rara asimetría, que es eso? Letras?, creo que alguna vez en mi larga vida de experiencia callejera le escuché decir a un compadre lo que eran y cómo leerlas, pienso que no soy tan analfabeta si entiendo; esto me dijo, pero no sé; me inspiró mucha fortaleza escuchar sus palabras, y no estoy seguro porque (…) P..A...Z paz; si paz dice la primera palabra, qué es paz, me grita mi estómago, qué es paz trata de razonar mi mente, qué es paz maldita sea, me vuelvo loco si no lo comprendo, paz finalmente recuerdo esta olvidada palabra, y me digo es el contrario de la guerra, ahh entonces es en contra de los humanos que nos hacen la guerra día a día, o no? Me responde mi hambre. 

Y luego caigo en mi misma conclusión, ¿por qué me odian? , acaso soy feo, acaso soy gordo, digo flaco, acaso tengo mucho pelo o acaso no merecía haber nacido? No sé pero estas preguntas son tan duras como las respuestas, no le veo claridad!!! No encuentro una razón del porqué los humanos y mi raza no podamos convivir en paz, anqué llega a mi mente la vez que dos humanos se pegaron tan fuerte que me salpicó sangre en mis pequeños bigotes y en mi enredado pelo y me confundo porque no tienen paz ni entre ellos mismos, así que como van a siquiera pensar tener paz conmigo o con mis hermanos, son muy fuertes y rudos pude notar, pero son muy brutos y bobos al no entender que por un papel no se mata, pues pienso yo, eso no se come y lo digo porque ya lo probé, lo más importante es el agua y la comida que sacia a mi organismo. 

Fotografía José Manuel Vargas Suárez

Continúo y dice: “paz con justicia social” quizá lagrimeo un poco pero me da nostalgia; Justicia social, me dice que quizá hay esperanza porque hay humanos que sí piensan en los demás; solo espero que piensen en mí. Miro de reojo atrás de mí, y recuerdo de nuevo los golpes de aquellos humanos; no entienden, no entenderán. 

ANÓNIMO 

Un héroe anónimo de metrópoli, muchas veces ignorado por los que caminan de afán entre el peligro oculto en cada esquina sucia de esta bendita ciudad; ellos viven en el interfaz de sus aparatos atrapados en una seducción artificial y olvidan que están navegando en un lugar desconocido; soy una nueva versión de héroe anónimo dispuesto a no hacer nada. Me es costumbre caminar entre la niebla generada por sus habitantes; ya es costumbre olfatear el exceso de alcohol en el ambiente; vicios descontrolados actuando en el inconsciente de estos animales que generan arte contemporáneo salpicando calles y muros con colores del prójimo. 

Ya viene, se acerca la oscuridad descifrando pasos de los que serán sus víctimas en esta noche; manifiesto que no los puedo salvar a todos; por lo menos a los que no se lo merecen; aislar la maldad de todo lo demás es complejo; solamente soy un canino que pretende ayudar, pero opto por no hacer nada. Tal vez ella y su condición buscó ser agredida, o alguien y su condición la buscaban a ella; sé que él prefirió esa calle, pero no decidió morir perforado por ir al trabajo que tanto buscó, o aquel animal que conducía esa chatarra y decidió esculpir la ciudad a golpes llevando por delante aquella familia que solamente creaban un recuerdo. 

Fotografía José Manuel Vargas Suárez

Me alarma un llanto entre la basura -¡sí, esos regalos!- mi olfato identifica la situación y mis ojos lo comprueban; aúllo cerca de la criatura simulando pedir ayuda; sigo siendo ignorado por ellos y comprendo que debo actuar como anónimo; retiro esos abrigos pestilentes de soledad que para él son una molestia y logro que sea visible su realidad; al fin se acercan muchos de ellos y lo toman en sus brazos; por primera vez los veo unidos y veo que ayudan a alguien de su especie; sé que ahora va a estar bien; me alejo del lugar y sé que volveré a encontrarme con la criatura; tal vez este sea el mayor acto heroico que he realizado; me alejo prefiero permanecer incógnito, no divulgaré mi nombre. 

¿ACASO SOY FAMOSO? 

Un extraño me toma fotos, me mira demasiado, me sonríe, ¿acaso soy famoso?... 

Fotografía José Manuel Vargas Suárez

Estaba buscando un lugar sequito para dormir, pero durante un tiempo me sentía perseguido; un humano con barba me sigue; quién puede ser; la verdad solo admito que me sigan hermosas cachorritas; me produce miedo pero como soy valiente me le acerco; le bato mi rabo y me da comida !humm esta tan rico! No había encontrado nada delicioso en todo el día; saca un aparato extraño; pequeño y raro; lo acerca a su rostro y sale una luz, ¿qué es eso? Me entra la intriga, lo miro aun con más detenimiento y vuelve a salir la luz; alzo mis orejas y vuelve a salir aquella luz; de hecho me hace sentir bien, importante, alguien nota que existo pero no es para golpearme, me alegro y me gusta sentirme así; por un instante, por un pequeño instante me siento famoso, no como una estrella de Hollywood, sino famoso como alguien que es notado y hoy lo sentí. 

GOTAS DE ALEGRÍA 

Uy qué es esto? Algo roza mi rosto; son unas gotas de lluvia; creo que será el mejor día de mi vida; a pesar del frío me encanta que llueva; esas pequeñitas gotitas que caen de lo alto me inspiran a jugar, a saltar en los charcos, a sentirme libre, ahhh, y obvio me ayudan a bañarme; siento que alguien piensa en mí, y me las envía con todo el cariño del mundo; a pesar de que son frías, siento un calor extraño y perpetuo que me acompaña siempre. 

Muchos huyen de la lluvia, mientras que yo no hago más que buscarla; de hecho la otra vez una humana tiraba agua de un piso alto, y yo muy contento me mojaba, en serio, creí que era lluvia; al recordarlo no puedo evitar dibujar una sonrisa en mi rostro, me recuerda lo infantil que puedo llegar a ser. 

Fotografía José Manuel Vargas Suárez


Recorriendo el mundo me imagino de charco en charco; siento la misma adrenalina como cuando corro detrás de un carro o cuando trato de coquetearle a una cachorrita; sí, aquella adrenalina que sientes cuando sucede algo muy intenso; así me siento cuando llueve; siento cada fibra de mi cuerpo, siento mi corazón latir bombardeando con intensidad mi sangre; siento una inmensa alegría y al mismo tiempo un miedo grande por sentir tanta satisfacción; pienso que en este mundo está prohibida. Muy de acuerdo o desacuerdo de lo que pase en donde habito seguiré disfrutando de cada día y de cada lluvia, y haré como si solo viviera para esto, para mojarme, para ser feliz y con una sonrisa en mi rostro me marcho para el siguiente charco. 


NOTAS ENCONTRADAS 

En una caja abandonada se han encontrado las notas de un declarante anónimo; como introducción ha escrito lo que le ha ocurrido en su último día y no entiendo mi vida, siento que cada vez es más pesada y cruel, siento que la soledad es mi cómplice, pero, mi almohada, me duelen las patas, la panza, el hocico, no veo, ni olfateo como antes, me canso con facilidad y esto me asusta. Cruzo las calles y ya no reconozco en donde está mi caja vacía, aquellas pertenencias que con mucho esfuerzo pude conseguir y ni hablar de mi memoria, no recuerdo ni mi propio nombre, si es que tengo. Avanzo otras cuadras y doblo la esquina sollozando miro a lo lejos una manada de cachorros, se siguen en fila india, no comprendo pero deduzco el porqué, que triste suerte la de ese pobre animalito. 

Fotografía José Manuel Suárez Vargas


Como puedo sigo avanzando; algo me detiene; es mi cadera; se me ha fracturado un hueso; me hace soltar un alarido pero seguiré a rastras; no me importa, este dolor no me detiene, dejaré mi nota en la caja; no moriré en vano; sé que a alguien le importo; sé que a alguien le intereso; alguien me quiere aunque aún no me haya encontrado y sé que a alguien le ayudarán mis notas. Pero en verdad, quisiera que tú las encontraras, que recordaras cuando corríamos detrás de los autos, cuando lamíamos el helado pegado en el suelo o cuando dormíamos en cualquier sitio; arrunchados el uno con el otro, para que entiendas que después de tantos años después de tu partida aún te recuerdo aquí conmigo; me seguiré negando porque sé que volverás por las notas. 

“Lloro con un maldito adiós y escribo estas notas entre cortadas palabras, quisiera que mi tortura se acabara; dejaré mis notas entre mi caja, si recuerdo donde está; mi mente es rara, se distrae con cualquier bobada pero tengo la certeza que me recuerdas como te recuerda mi panza; pronto estaremos juntos, espérame que ya casi llego” 


CALLEJERO 

Alberto Cortez 

Era callejero por derecho propio; 
su filosofía de la libertad 
fue ganar la suya, sin atar a otros y sobre 
los otros no pasar jamás. 

Aunque fue de todos, nunca tuvo dueño 
que condicionara su razón de ser. 
Libre como el viento era nuestro perro, 
nuestro y de la calle que lo vio nacer. 

Fotografía José Manuel Vargas Suárez


Era un callejero con el sol a cuestas, 
fiel a su destino y a su parecer; 
sin tener horario para hacer la siesta 
ni rendirle cuentas al amanecer. 

Era nuestro perro y era la ternura, 
esa que perdemos cada día más 
y era una metáfora de la aventura 
que en el diccionario no se puede hallar. 

Digo "nuestro perro “porque lo que amamos 
lo consideramos nuestra propiedad 
y era de los niños y del viejo Pablo 
a quien rescataba de su soledad. 

Fotografía José Manuel Suárez Vargas


Era un callejero y era el personaje 
de la puerta abierta en cualquier hogar 
y era en nuestro barrio como del paisaje, 
el sereno, el cura y todos los demás. 

Era el callejero de las cosas bellas 
y se fue con ellas cuando se marchó; 
se bebió de golpe todas las estrellas, 
se quedó dormido y ya no despertó. 

Nos dejó el espacio como testamento, 
lleno de nostalgia, lleno de emoción. 
Vaga su recuerdo por los sentimientos 
para derramarlos en esta canción. 

Fotografía José Manuel Suárez Vargas