domingo, 12 de abril de 2015

SOBRE LA MARCHA...

LAS DIFICULTADES NO SIGNIFICAN NADA: 
HAGAMOS LA DIFERENCIA

Palabras pronunciadas el día 8 de marzo 
en el marco de la marcha por la vida, 
en la Plaza de los Libertadores de la ciudad de Duitama 

Por Allison Álvarez


Estudiantes, maestros, habitantes de la ciudad de Duitama y todos aquellos que nos acompañan hoy. La vida es un derecho inviolable, una cualidad esencial para los seres humanos, un derecho fundamental que todos debemos defender y respetar. Desde la declaración de los Derechos Humanos, toda persona nace en una sociedad civilizada y está sujeta a tener este derecho de tener una vida digna y libre de prejuicios. Hablamos de paz como ausencia de violencia y de violencia como ausencia de paz.


Esta marcha por la vida es la reconciliación con las víctimas del conflicto armado en Colombia. Es darle voz a los que no la tuvieron. Es una manifestación que quizá quedará en el recuerdo de cada persona; pretendemos crear conciencia en aquellos que quieren opacar la verdad, que quieren guardar silencio.

La paz no depende de la firma en un papel, la paz no la hacen los lideres, ni las figuras políticas; no depende de otros, la paz la hago yo, la hacemos todos, en casa, entre familia, amigos, compañeros; respetando las diferencias del otro, entendiendo a la vez que tenemos las mismas capacidades, que hay una igualdad de derechos y deberes. La paz no se lucha, no se pelea, no se impone; la paz se decide, se elige y se construye conscientemente; no solo creemos en la paz, nosotros creamos la paz. Hoy no se celebra a la mujer. Ni se protesta por la vida, hoy se reivindica la lucha que existe en defensa del derecho a la vida.



Para esta reivindicación decimos que es parte de nuestra naturaleza DAR VIDA. También agradecemos a todas esas mujeres que lucharon por un mundo en el que hubiera igualdad de género, y asumimos nuestro papel defendiéndonos de ese discurso machista que aún vive en los corazones de algunos hombres y de algunas mujeres. Proclamamos la igualdad, respetando las diferencias y diciendo que nada justifica el desprecio a la mujer, o al hombre, o al prójimo de cualquier condición social, económica, cultural, etc.



En este preciso momento hay niños que desean comer, estudiar, jugar, soñar; que oran para que les respeten su vida y así mismo para que desaparezca esta violencia; niños que piden a gritos un abrazo y un te quiero; pero somos egoístas con ellos y nos hacemos los de los ojos ciegos, los de los oídos sordos; ignoramos todas las catástrofes que se han dado y que se dan en nuestro país. Ya no importa la edad, el sexo, el color de piel, la inocencia, pues los que sufren las consecuencias de esta guerra que nosotros mismos hemos prolongado, son aquellos que no pueden defenderse: los niños, la sociedad, los más débiles. ¿Por qué hacer lo que no queremos que nos hagan? ¿Por qué son ellos los que pagan las consecuencias de lo que hemos hecho como país? ¿Por qué atacarlos, si son pequeñas personitas que no han hecho nada para que nuestra sociedad esté tan destrozada y deshumanizada?



Estamos construyendo un imaginario de guerra en ellos, entonces ¿Qué podemos esperar en algunos años? Cada día, en cualquier lugar de Colombia se degrada la vida, lo humano; cada día crece esa mancha de sangre que se toma la geografía colombiana. El hecho de ser colombianos nos hace hermanos, y nos hace también cómplices en todas esas miles de masacres cometidas. Sin embargo creemos en el arte, en el poder del pensamiento y de la palabra, en la importancia de la educación. Por eso pedimos al Maestro, a la maestra, que se eduquen. Sólo así seremos mayoría; así podremos sensibilizar cada corazón. 



Recapacitemos sobre nuestros actos como seres humanos, luchemos por el bien de cada día, y démosle un sentido a las cosas, a la vida. Mira al que está a tu lado, deja los prejuicios y rencores aparte, y pídele que hagamos el cambio, dile que aunque muchos ya no creen en la unión, es posible hacerla. Es posible levantar el puño, proponerse marcar la diferencia y hacerlo. Recordemos que en donde el machismo, la violencia, y el irrespeto no se aplica, la vida de las personas recobra su valor y se dignifica. 



Hoy 8 de MARZO, Día internacional de la mujer, día de marchar por la vida, decimos no más niños, ni mujeres asesinados, y maltratados, y mucho menos Olvidados, decimos no más violencia Colombia. NO MÁS DOLOR Y SUFRIMIENTO

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