martes, 11 de noviembre de 2014

LA EXTINCIÓN DE LA MEMORIA


Por Cristian Joaquín Botía Romero


Me propuse hacer un recuento de las casas antiguas de la ciudad que ya han desaparecido y que desaparecerán debido a múltiples razones. Muchas de ellas fueron fabricadas con barro, y se constituyen en parte de la memoria desaparecida de la ciudad.

Para su realización hicimos entrevistas a algunos de los propietarios de estas viviendas, y recorrimos la ciudad cartografiando su ubicación y fotografiando las casas.

La ciudad de Duitama los últimos años ha estado derrumbando las casas antiguas dando paso a la modernización sin pensar que estas viviendas están hechas con barro, caña brava, tamo y agua y que por lo tanto son la verdadera memoria de la ciudad en el sentido en que son vestigio de épocas pasadas.

Pensamos que estas casas son de mucho valor histórico para la ciudad y que además debería exigirse por lo menos una foto antes de ser derrumbadas; así podríamos hacer la memoria de la ciudad.




Una de las entrevistas se la hicimos a don Josué Martínez quien  cuenta que su casa que queda en la dirección Cra 20-11-15, fue construida aproximadamente hace 72 años, y varias veces se la arrendó a familias humildes sin problemas, pero los dueños actuales dicen que es muy incómoda por el frío y la humedad acumulada, por lo cual las condiciones  de vida son muy difíciles de llevar  y por estos motivos se hace necesaria la opción de venderla para situarse en un mejor lugar; lamentablemente será otra casa antigua que desaparecerá.


Otra propiedad que está a punto de desaparecer es la antigua casa que queda en la cra 9 con 11 que perteneció a don Juan Pablo Higuera pero que ahora pasó a manos de su hija como herencia; ella nos contó que la casa es ya una estructura demasiado dañada por lo cual no sabe qué hacer pues quisiera mantenerla por respeto a su padre pero que el arreglo es demasiado costoso.

Es importante que los integrantes de Duitama conozcan la importancia de su legado; incluso no es mala idea poner a pensar a la gente sobre el significado de lo que se conoce como patrimonio histórico,  y a partir de ahí relacionar el concepto con lo que se llama civismo, que se pregona pero que a veces no se aplica. Como ciudadanos tendríamos que generar alternativas de colaboración que permitan hacer entender a la comunidad la importancia de nuestro patrimonio, porque nadie puede defender lo que no conoce.

Otra casa que está en el olvido es una antigua casona que desapareció en el barrio San Juan Bosco y que fue derrumbada para construir una antena de recepción celular, que de todas maneras no se construyó debido a la presión de la comunidad.  

No encontramos ninguna fotografía de la casa, sin embargo queda en la memoria de las personas vecinas del sector.  Esta casa fue construida con un molde especial que tenía 15 cm de ancho, 25 cm de largo y 6 cm de fondo. Así fue construida  la casa de doña Lucrecia Torres. Fue levantada sobre seis pilares que tenían la función de soportar la casa por un costado. La casa tenía  estufa de carbón, 4 piezas de 4x4 metros cuadrados, una huerta, un patio, y un pozo de agua. Muchas de estas casas no contaban con agua potable, y no tenían servicio de alcantarillado. Incluso muchas eran muy húmedas.  

Otra casa antigua está en el sector de San Juan Bosco que queda en la cra 22 – con 88 y fue derrumbada totalmente para poder construir un edificio de apartamentos.

Debemos tener en cuenta los recuerdos que traen estas casas para las personas mayores, ya que ellos vivieron en ellas toda su vida. En estas casas y en estos lugares tienen todos sus recuerdos de infancia y juventud; toda su vida se ve frustrada al ver cómo lo que ellos consideran parte de sí mismos pronto pasará a ser un montón de escombros.


Buscando la definición de Patrimonio cultural para poderla compartir con ustedes, encontré la siguiente: “El patrimonio cultural es la herencia cultural propia del pasado de una comunidad, con la que esta vive en la actualidad y que transmite a las generaciones presentes y futuras”. Sé que es complejo el problema de pensar que estas casas antiguas hacen parte de nuestro patrimonio, sin embargo ver cómo las derrumban sin que exista al menos una fotografía hace que el problema de transmitir algo a las futuras generaciones como señala el concepto, sea discutible.

Las casas coloniales o de barro son el mejor recuerdo que tenemos de una sociedad sana, llena de pequeños detalles y con corazón, con ganas de salir adelante, de trabajar por lo que se quiere y demostrar que los sueños de tener algo propio y luchar por lo nuestro, sí vale la pena y tiene la mejor recompensa que es el amor y el recuerdo de lo propio.

Podemos concluir que con este trabajo pedimos  recordar  las casa antiguas de barro como una forma visual de recordar una Duitama antigua y de mantenernos en equilibrio con nuestro pasado. Ahora, debo agregar que las fotografías las tomé con mi celular… y que he ubicado en el mapa de mi proyecto casi 150 casas…

















lunes, 10 de noviembre de 2014

MI ABUELO UNO DE ESOS MUCHOS HÉROES Y SIN EMBARGO UN ANCIANO MÁS


 Para Martín David Rincón

Por Jhon Sebastian Suarez Rincón





Un anciano olvidado es como un libro viejo sin leer. Por eso quiero contar algunos rasgos de la vida de mi abuelo. Una persona que tuvo que salir del campo para enfrentarse con la ciudad, una gran mole que para una persona que viene del campo es más difícil de llevar; también narro parte de su vida y todo lo que tuvo que pasar aunque hoy en día él no se acuerde de lo que hizo el día anterior y así vaya a suceder por el resto de sus días.


El 5 de julio de 1949 nació mi abuelo Martin David Rincón en el pequeño pueblo de Santa Rosa de Viterbo; sus padres se llamaban Rosendo Rincón y Evangelina Rincón y tuvo que vivir con 7 hermanos. Todos  dormían en una sola pieza; solo cursó hasta segundo de primaria en una escuela de Santa Rosa de Viterbo.

Santa Rosa es un pequeño pueblo muy tranquilo con su iglesia y su parque. Cuando mi abuelo era un niño, el parque estaba rodeado de casas de adobe y barro.

En ese entonces las personas no tenían Facebook ni existían los teléfonos inteligentes que hoy en día nos facilitan nuestra vida diaria; no todos los niños tenían la posibilidad de estudiar por falta de recursos. Esto es curioso porque hoy en día cuando el estudio es gratis lo único que hacen los jóvenes es meterse en su celular a chatear porque eso es lo único que les gusta leer.

Mi abuelo es un hombre que no tuvo la posibilidad de estudiar por falta de recursos. A sus doce años tuvo que dejar su niñez atrás y comenzar a enfrentarse a un mundo lleno de obstáculos; dejando su hogar y a sus padres  aprendió que solo luchando y trabajando podría llegar a ser alguien en la vida.

Debido a su corta edad pudo trabajar como ayudante de un camión vendiendo comida en diferentes ciudades como Duitama, Tunja y Bucaramanga.

Mi abuelo fue una persona que logró encontrar su propia forma de trabajo; y yo creo que se trata de un arte mítico, eso digo yo, porque no creo que esto se vea  frecuentemente en la sociedad; para sacar a su familia adelante se desempeñó como comerciante y conductor de su propio camión con el cual llevaba mercancía (cotiza) a diferentes lugares de Arauca y el Tolima; con este trabajo logró comprar su casa, y darle educación a su hija, algo que a él no le dieron

Cuando pregunto cómo hizo mi abuelo para aprender a manejar; la respuesta se dirige a la infancia de mi abuelo. Luego de salir muy joven de la casa paterna porque no estaban bien económicamente con lo poco que cultivaban y podían vender en la plaza de mercado, se fue a trabajar con su tío Juan, quien le daba la alimentación y un lugar para dormir; también le enseñó a manejar, le ayudó a sacar el pase y así fue como comenzó.

Después de esto se fue a Venezuela a echar machete en una platanera; estuvo una año y siete meses en una hacienda que estaba muy alejada del pueblo (Estado Táchira); en este trabajo ganaba ocho bolívares diarios, en un mes eran doscientos  cuarenta bolívares; pero se devolvió porque extrañaba a su esposa y a su hija quien ya tenía un año y ocho meses de nacida.

Después comenzó a ahorrar para comprar su camión y ya no depender de los demás, y en este transcurso conoció a un señor llamado Pedro García en el pueblo de Santa Rosa de Viterbo. Éste señor le habría enseñado a  elaborar  una alpargata y con é empezó a viajar a Tame, Saravena y Arauquita. Mi abuelo me cuenta que al comienzo le daba miedo viajar porque había guerrilla y los podían bajar del camión y quemarlo; él decía que después de un tiempo no le daba miedo porque ya lo conocían y sabían que lo único que él hacía era transportar la cotiza también; me dice que cuando hacían retenes él se bajaba del carro y les gastaba un tinto a los guerrilleros que ya lo conocían.


Esto fue así durante unos trece años, hasta cuando lo robaron en un restaurante en la vía Tame - Saravena porque sabían que llevaba más o menos unos quince millones de pesos de ganancia; él dice que tal vez le pudieron dar una sustancia en la sopa porque empezó a sentir mucho sueño y tuvo que parar en un hotel más adelante y ahí fue donde lo robaron; también sé que el lugar donde ocurrió esto ya no existe; cuando despertó estaba en un hospital porqué lo había llevado su amigo Alfonso Niño.

Después amenazaron con matarlo si volvía a ir a estos lugares, así que no volvió y como sus únicos clientes estaban en estas ciudades dejó de fabricar la cotiza y se dedicó a trabajar con su camión ya viejo, en Duitama.

Con el tiempo se enfermó de sus rodillas y sus brazos, y pronto tuvo que dejar de trabajar por el dolor que le causaba; los médicos le aconsejaron que se jubilara y pues él se resignó y tuvo que vender su camión; además cuando lo vendió lo robaron porque no le dieron todo el dinero; y el viejo camión lo vendieron por partes y por chatarra; eso es lo que me contaba mi abuelo con dolor.

Hace poco más o menos un año él había empezado a vender comida (cochinitos) en la calle con un canasto; él iba de taller en taller y pues así él estaba volviendo a sentir útil y podía volver a contribuir con los gastos de la casa; todo iba bien hasta que el 28 de diciembre de 2013 él tuvo un A.C.V (accidente cerebro vascular).


Nos dijeron que él ya había tenido tres episodios anteriores; duró varios días en el hospital y en este transcurso olvidó quien era, o qué era lo que hacía, o quién fue en el pasado; lo único que recordaba era a su familia; hace un mes nos dieron la noticia de que él iba a olvidar las cosas y de que él no se iba a recuperar y que lo único que podíamos hacer era pasar con mi abuelo, el mayor tiempo posible, hasta que se fuera…

Por eso lo único que digo es que hay que aprovechar a estos héroes que nos pueden sorprender con sus historias que parecen algunas veces de ficción pero que son ciertas.