martes, 31 de marzo de 2015

DEL LUTHIER


                                                                   Por David Gallo Gómez

La música es sinónimo de libertad, de tocar lo que quieras y como quieras, siempre que sea bueno y tenga pasión, que la música sea el alimento del amor.

Kurt Cobain

Quise hacer un homenaje a uno de esos personajes que dedican su vida a un arte que en los pueblos desaparecerá dentro de poco debido al impacto de la tecnología y del gusto de los habitantes de nuestras ciudades por esos artículos procedentes de otros países. El personaje que elegí es el Luthier Félix Emiro Delgado, quien se ha dedicado a enaltecer nuestra música colombiana, a través del arte de la fabricación de instrumentos musicales de cuerda.



Aunque este luthier no cuenta con mucha maquinaria sofisticada, da lo mejor de él con tal de lograr que el instrumento que está haciendo hoy, sea mejor que el que hizo ayer. Lo que dice es asombroso porque el arte lo habita: “quiero lograr que ese instrumento produzca melodías únicas, nunca antes escuchadas”.

Don Félix Emiro Delgado es un luthier de 73 años de edad. Nació en un pueblo que tiene un nombre de ficción, la Belleza; me cuenta que queda cerca de Vélez en el departamento de Santander.

Pienso que don Félix desafía el arte porque no cualquier persona entrega tanto esfuerzo y dedicación a construir un instrumento con un acabado único y de tanto rigor. Me cuenta que comenzó en este mundo de la luthería cuando contaba con 23 años de edad. En ese entonces comenzó a trabajar en la ciudad de Bogotá con el señor Bernabé Velasco; con él aprendió el proceso de fabricación de los instrumentos de cuerda. Entonces hizo su primer instrumento, una guitarra.  Luego de trabajar con este señor, y aprender un poco de un libro de técnica española, se fue a trabajar con otro señor llamado Moralito Montenegro; allí adquirió un poco más de experiencia.

Su primer instrumento fabricado fue vendido al señor Jaime Blanco, quien pagó $200 que hoy en día, y según sus cálculos, serían algo así como $300.000. El instrumento más fino que fabrica hoy en día tiene un precio de  $2’000.000 ya que está fabricado en maderas 100% importadas. Durante los años que  lleva en este mundo ha preferido dedicarse a la fabricación de instrumentos finos y de muy alta calidad.

Durante un tiempo fabricó instrumentos para el dueto de música colombiana “Garzón y Collazos”, y para un señor de apellido Reyes  quien era un concertista de tiple.

En Bogotá vivió gran parte de su vida dedicándose al arte de la luthería; hace unos 25 años se vino a vivir a la ciudad de Duitama donde encontró un lugar muy acogedor y del que hoy en día no quiere alejarse; la frase que él más suele resaltar en su día a día es: “el instrumento que voy a hacer hoy va ha ser mejor que el hice ayer”.

Cuando le pregunto si canta me dice que interpreta bambucos, pasillos, guabinas, torbellinos, vals, boleros entre otros, y que además proviene de una familia de músicos. De hecho me cuenta que fue a la edad de 15 años cuando sintió atracción por la música y el canto, ya que en ese entonces un hermano le hizo comprar un tiple para que practicara.



Otra de las cosas que él más aprecia además de la música es el arte de hacer amigos, y uno luego de escucharlo se da cuenta de que la amistad es un arte de tanta dedicación como el arte de hacer buena música.

Cuando le pregunto que si le ha enseñado a alguien este oficio; me dice que a don Jaime Castro, a don Sofonías y a don Carmelo Pico. Agrega que para la fabricación de un instrumento de cuerda fino se utilizan alrededor de cinco tipos de madera distintas, y que el tiempo de fabricación es de dos meses aproximadamente.

Don Félix a pesar de los años que tiene aún lucha y luchará porque el instrumento que fabrique hoy sea mejor que el que fabricó ayer.

En la ciudad de Duitama es llamado y reconocido por sus colegas como “Tío” por ser esa persona que les enseñó este bello arte.


Él no ha sido una persona egoísta; al que quiera aprender el arte de la luthería le enseña; tal vez gracias a esto nunca le ha llegado a faltar el trabajo, y mientras tenga salud seguirá con este bello oficio. Construyendo cada día un instrumento mejor, y cultivando amistades como ya lo ha venido haciendo desde años atrás.

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